Te he visto paseando por la orilla del mar y la brisa salpicaba gotas de espuma que se mezclaban con las lágrimas de tus ojos. Los dos sabíamos que estábamos destinados a juntarnos antes o después , y sin embargo nuestro orgullo, soberbia y estupidez hicieron que nuestro sueño de amor naufragara una y otra vez en el proceloso océano que antes nos unía besando nuestras dos orillas y ahora nos separa.
Muchas veces me maldigo por mi estupidez y también te maldigo a ti, por haber abierto una herida en mi corazón que ya no podré cerrar como antes sólo con flores, nubes y poesía.
Creo que nunca supe que era el amor hasta conocerte; supongo que siempre había sido un niño egoísta que se dedicaba a manipular a la gente para que todo girara en torno a mí.
Sin embargo apareciste tú, cuando menos lo esperaba y más te necesitaba y me hiciste entender que las personas y los sentimientos no eran manipulables ni desechables.
He intentado olvidarte ofreciendo mi corazón en la tómbola de las vanidades, esperando cubrir tu vacío con mujeres lejanas a mi alma, pero la herida que dejaste en mi alma sólo podrá sanar cuando enamoremos la tierra y nos fundamos en la eternidad.
Mi corazón necesita leer las letras que después de mendigarte me enviabas y sobre todo, necesita prenderse de nuevo con tu risa contagiosa y los falsos suspiros que te robaba en la hora en la que hablan sólo los corazones.
Ya sé que no abrirás esta carta, pues presiento que has encerrado tu corazón bajo llave para prevenirlo de desengaños, pero si algún día llegas a leerla sabrás la terrible agonía de mi alma en estas horas tocadas de noche sin ti, en que abandonado de todo voy dejando jirones de mi alma , desgarrando lo que queda de una ilusión que no veré nacer mañana.
Sin embargo, tal vez con la luz del alba, tú vuelvas a llamarme y todo habrá sido una pesadilla inconclusa y yo volveré a reír con las hojas del sol de poniente y puede que termine como ellas .amarilleando mis yemas con con el humo de mis sueños.
Tu yo envuelto en mi.
GERMÁN GORRAIZ LOPEZ