Yo creo que mi peluquera asesina a los maridos de sus clientas.
Mi hija dice que me estoy volviendo loca
pero yo,
lo creo…
He decidido ir a espiarla cada día, al amanecer, cuando las baldosas
se chupan unas a otras el resto de rocío (y sólo queda en ellas las
sobras del vicio nocturno).
Iré disfrazada de olor a mantequilla. Pasaré por sus fosas nasales y,
como una inyección de dopamina, me instalaré en su cerebro.
Lo he decidido yo solita.
Ayer, cuando salía de su peluquería, unas chicas con cara de viciosas
transportaban una caja de metal inmensa. ¿Qué hay dentro? les pregunté
mientras mi hija se ponía nerviosa al pensar que les pediría que la
abrieran.
Botes vacíos de espuma, me contestaron…
Pero yo sé que son hombres. Lo sé.
Ella asesina a los hombres para quedarse con su esperma.
Seguro.
Leí en el libro 2666 de Bolaño que era la esencia de la
inmortalidad.
Yolanda Sáenz de Tejada
Colaboradora de esta Web en la sección
«Tacones de Azucar»
Blog de la autora
Foto:Pedro Jesús Camacho