Si te marchas recuerda la rosa que en un río
cayó una tarde triste de triste lloviznar,
y harta de asirse al aire desmayó en el vacío
y de ese cauce helado jamás pudo escapar.
Y así, tan indefensa, tiritando de frío
por no morir de pronto se puso a imaginar
que el agua en que flotaba ya era un tibio rocío…
una mano infinita dispuesta a acariciar.
Será así tu recuerdo de este animal bravío
que a modo de placebo de corazón baldío
-pues tanta indiferencia no pudo soportar-
hizo como esa rosa… la que murió sin brío
pensando que su muerte no era más que amorío
sin darse cuenta nunca cómo iba a terminar.
Marcelo Galliano
Blog del autor.