Se ve que poco soy yo. Por Verónica Victoria Romero Reyes


Se ve que poco soy
a ojos que nunca me quisieron ver
y yo quise mirar.
Se sabe, y se prefiere ignorar, que ofrecer la vida no es muerte digna.

Se ve que poco soy
ante el yugo de veredicto
de quien nunca me oyó hablar.
Se sabe, y se olvida, que amar no es suficiente a razón fiscal.

Se ve que el día no tiene valía
y la noche es vacua y profana
cuando sagrado es el lazo
que, sin ser visto, ya se ha juzgado.
Se sabe que el tiempo pasa y, a veces, en desliz, mata.

Y puede que sí, que sea poco,
que mi alma no merezca, de la tuya, el crujido
ni mis manos sean dignas del tacto de lo tuyo;
puede, incluso, que tu noche sea tan magna
que solape mi única luna y todas sus estrellas,
que el tiempo de tus labios no sea eco de mi voz
o que el pasado, que me dió forma, sin quererlo,
nunca sea merecedor del futuro que te ansío.

Puede que sea poco, muy poco en tu causa,
un guijarro inesperado que vaticina la nada,
una licencia de aliento traspuesta o inesperada,
un cúmulo de referencias evidenciadas o muy lejanas.

Y puede que sea yo, poco o justo, mucho o menos,
pero sólo yo en tu corazón enredada o enjaulada
tuve fábula en mi cuento cuando tú fuiste la moraleja.

Pronto o tarde, yo lo ignoro,
pero fue tardanza encontrarte
cuando ya perdí, plata y oro,
tres décadas en tu búsqueda.

Si es muy poco yo no sé de cómputo alguno
cuando toda mi estela se reduce a lo vivido por ti
pero, yo te espero, y aseveración es promesa,
porque no me vale el tiempo, poco o mucho, sin ti.
Y si de algo tengo constancia es del paso transitorio,
hoy me ves y mañana no me oirás.
Porque no estaré o no serás. No estarás o no seré.

Y aunque poco soy, y lo sé,
no dudo en gritar
que antes de ti,
yo nunca amé.

Verónica Victoria Romero Reyes
Blog de la autora
De tu voz la travesura.
Derechos registrados.

 

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