Señores libreros, por favor… Maribel Romero Soler

Ya sabemos que es difícil publicar, también sabemos que es casi imposible conseguir una tirada grande, que las editoriales apuestan por tiradas pequeñas para después, si procede, realizar reimpresiones. Conocemos igualmente las complicaciones de la distribución de los libros, que llegan a pocas librerías y, normalmente, de alguna zona geográfica concreta, que suele coincidir con el lugar de residencia del autor. Todo esto lo sabemos, pero que además los libreros, los dueños de las librerías, pongan trabas a un cliente que quiere, pide y solicita comprar un libro… Por favor, un poquito de consideración.
Me comentaba una amiga hace unos días que había acudido a una librería de su población (en la provincia de Alicante) para comprar la novela infantil CHARLI Y LOS CINCO PELIGROS. Le dijeron que no la tenían (esto suele pasar precisamente por lo que he comentado antes, tiradas pequeñas, etc. etc.). Ella insistió en que la quería, que por favor la solicitaran. El librero también insistió (sin molestarse en hacer ningún tipo de averiguación) en que eso era muy difícil porque esa editorial no tenía distribución y no sé cuántas cosas más. Cuando mi amiga me lo dijo, le comenté que por supuesto que había distribución (aprovecho para dejar aquí la lista de distribuidores de Edimáter) y le dije además el nombre del distribuidor al que tenían que dirigirse en este caso concreto.
Mi amiga (a la que agradezco mucho el interés que se está tomando) regresó a la librería, les dio el nombre del distribuidor y repitió que quería el libro. Le dijeron que para uno solo que no pedían, que si patatín que si patatán, que los portes eran caros… En fin, que no les dio la gana de pedirlo, porque hasta donde yo sé, los libros se dejan en las librerías en depósito, los libreros no tienen que desembolsar ni un euro, los no vendidos los devuelven y de los vendidos hacen después la correspondiente liquidación. Ya que pedían uno, tampoco les hubiese importado, bajo estas condiciones, pedir diez, y permitir que el libro estuviera ante el público. Un libro te llega, te llama, te gusta o te invita a que lo compres cuando lo ves, lo tocas o lees su contraportada. Un libro en la librería es un reclamo. ¿Cómo podemos dar a conocer nuestro trabajo si los libreros no piden nuestros libros? Quizá sea un problema de espacio, quizá en algunas librerías no quepa ni un ejemplar más, quizá sea un problema de “yo paso, búscate la vida”, y es eso precisamente lo que hacemos los autores, buscarnos la vida, pero por favor, señores libreros, respétennos.
Por supuesto que no hablo de manera genérica, hay libreros que se dejan la piel por ayudarte, que los tienes siempre de tu lado, que te apoyan y te promocionan, hay libreros que merecen un aplauso, pero esta entrada va dirigida a los que merecen un tirón de orejas. Seguro que a alguno de vosotros os ha pasado alguna vez. ¿Verdad?


Maribel Romero Soler
Blog de la autora

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4 comentarios

  1. Ay, Maribel, eso es el pan nuestro de cada d

  2. Suele pasar con algunos libreros. La opci

  3. No solo las librer

  4. Un librero profesional como tu cuentas de Javier, o Diego Mar

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