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Si muere, lo sé bien, todo termina,
la voz y el pensamiento,
y se van los gorriones de las ramas,
y se apagan los troncos en el fuego;
no habrá colores tibios tras la lluvia,
ni segundos ni tiempo,
ni fuentes entre matas de jarales,
ni flores ni recuerdos;
si se muere, lo sé, se habrán perdido
las campanas y el eco
de las palabras dichas más hermosas,
del más hondo secreto,
ni una lágrima fiel y enamorada
rodará en el silencio;
no habrá luna en la noche ni habrá estrellas
porque ya no habrá cielo,
ni colinas sangrantes de colores,
ni mares ni jilgueros.
Si se muere, lo sé, todo se arroja
hacia un vacío eterno,
la esencia de las cosas, la armonía,
el tenue sol de invierno,
la música del alma y de las tardes,
el trino en los aleros,
el alba que madura en mediodía,
los olores a espliego,
la sombra de tu nombre tras el mío,
la palabra, los besos…
Si muere el corazón, mueren las rosas;
si muere el corazón…, mueren los sueños.
Premio Leonor de Poesía 2011
Ganadora del I certamen «Poemas sin Rostro» 2005
Jurado del IV Certamen «Poemas sin Rostro» 2010
Recitado por: Ana Mª Álvarez Barroso