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I
Ya está la lluvia en la acera,
sus gotas en los cristales;
tras los viejos ventanales,
mi alma, espera y espera.
Pensativo, en mi quimera,
me estremece la verdad,
que se acerca sin piedad
con su paso agigantado,
y después de haber llorado,
solo encuentro soledad.
II
Ya se fue la Primavera,
con ella, el sol del Estío;
en tu corazón y el mío,
quedó una huella sincera.
Dios quiera, que no se muera,
su ternura y su candor,
porque de todo ese amor
sangrará una herida abierta,
ya para siempre cubierta
de tristeza y de dolor.
——
Juan A Galisteo Luque
Del poemario: Romances en la Penumbra
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