El tema escogido para la presentación es el de las imágenes y los símbolos, dos elementos abstractos presentes en la poesía.
Miguel Hernández fue un poeta y un dramaturgo español de la primera mitad del siglo XX de gran vocación en la vida. No llegó a ser considerado como un miembro más de la coetánea generación del 27 a pesar de sus dotes de superación.
Su estilo poético no varía mucho con respecto a la ya mencionada generación del 27; él también destaca por su ambición de conseguir una poesía pura repleta de metáforas. Sin embargo, aquello que MH no compartía era el autoritarismo de lo intelectual en su obra, dejando paso a la expresión sentimental.
La poesía de MH es de carácter polifacético. Su amplia variedad temática y estilística establecen en su obra cuatro etapas características, cada una de ellas consecuente de la otra. Su trayectoria artística define su propia vida; resulta alegórico, pues se podría decir que su obra poética consiste en su biografía. Su orientación personal comienza con una poesía clásica e inocente, haciendo uso particular de la naturaleza (locus amoenus) y la observación. Poco después de su entrada en el mundo artístico, su trayectoria se desviará considerablemente gracias a su ambición de llegar a lo alto, hacia un camino más intelectual, proporcionando a su obra un carácter personal e intimista. No fue hasta la época de la Guerra Civil cuando MH se inclina hacia una poesía social y comprometida políticamente. La última etapa tiende a una expresión de lo fatal y señala al hombre como un ser que se degrada a sí mismo; esta fase de su vida viene acompañada de la posguerra junto al forzado alejamiento de su esposa e hijo.
Para empezar, se ha diferenciado cada uno de los elementos: si se habla de “imagen” nos referiremos a dos matices. El primero de ellos consiste en la recreación o visión espacial de aquello que se lee, o bien nos referiremos a la metáfora; generalmente, ambos aspectos suelen coincidir, pero cabe destacar que no siempre van a tener el mismo grado de importancia –unas veces habrá imagen sin metáfora y viceversa-. Y por último, los símbolos: según el estudio, la simbología no ha alcanzado una variedad de significados tan elevada en comparación con las imágenes detectadas; aun así, sí es preciso añadir que las hay muy claras y se repiten a lo largo de la obra poética de MH.
En primer lugar, se hablará de las imágenes. Desde el nacimiento de la poesía, los poetas han tenido la naturaleza como tema inmediato del que hablar. Por causas desconocidas, en la obra de MH es frecuente encontrarse referencias a ella; ya sea por recibir su educación en el medio rural o por la influencia de otros poetas anteriores, la naturaleza está presente de diferentes formas.
La más conocida es mediante el tópico “locus amoenus”, donde se refleja la naturaleza idealizada libre de escarmientos y sufrimientos. Estos se encuentran en la poesía madura en poemas como La boca, donde los dos amantes son felices. Sin embrago, MH también supo darle una connotación negativa al citado tópico, como en Pastoril, donde la llorona pastora se ve rodeada de un mundo idealizado pero sin el componente clave, su querido pastor. Por otra parte, MH también muestra una naturaleza peligrosa propia del Romanticismo donde no son los amantes los personajes principales, sino la naturaleza que quiere apartar de sí al hombre, un ser que se acecha a sí mismo y que sólo va a traerle desgracias a la madre naturaleza –esta básica idea se refleja muy bien en Canción primera de El hombre acecha, escrita en el comienzo de su cuarta etapa-. Además, MH hizo un uso peculiar de ésta: supo dar cualidades propias de la naturaleza a otros elementos, como se puede observar en Mis ojos, sin tus ojos, no son ojos, <<Mis ojos, sin tus ojos, no son ojos, / que son dos hormigueros solitarios, / y son mis manos sin las tuyas varios / intratables espinos a manojos>>.
Una de las características de la poesía inicial de MH era la observación. Su iniciación en la escritura estuvo influenciada por su entorno; por eso la naturaleza es su principal protagonista; en Día armónico, nos encontramos con la descripción de un paisaje metafórico. Además, la observación no sólo estaba limitada a paisajes, sino también a sucesos de la vida real. En (Toro) de poemas sueltos, describe una emocionante corrida de toros por medio de imágenes (!); en ningún momento se menciona la palabra toro. Este hecho de no nombrar lo que se alude, pero sí, en cambio, usar otras palabras se va a repetir en más de una ocasión a lo largo de su obra.
Otro elemento que llama la atención es el valor cíclico que le da a la vida. A este aspecto no conviene llamarle “eterno retorno” pues no tiene la idea de resurgir después de morir, pero sí aporta a su obra un pensamiento materialista donde todo lo vivo vuelve, tarde o temprano, a la tierra. Esta inclinación se puede observar en las dos elegías que MH escribió a Ramón Sijé y a García Lorca, en Elegía y en Elegía primera, donde en una <<[…] a las desalentadoras amapolas / daré tu corazón por alimento>> y, por otro lado,
Primo de las manzanas,
no podrá con tu sangre la carcoma,
no podrá con tu muerte la lengua del gusano,
y para dar salud fiera a su poma,
elegirá tus huesos el manzano.
, respectivamente.
Si el tema del amor en MH está fuertemente vinculado al tópico “locus amoenus”, la muerte, en cambio, es un tema que se modifica en la obra del autor. La muerte adquiere distintas connotaciones a medida que MH cambia de inclinaciones poéticas. Tomando de nuevo los poemas Elegía y Elegía primera, se puede observar que en el primer poema el autor no está conforme con la muerte y desea devolverle la vida a su amigo íntimo –<<Quiero escarbar la tierra con los dientes, […] / Quiero minar la tierra hasta encontrarte / y besarte la noble calavera / y desamordazarte y regresarte>>-; en el segundo poema, MH se mantiene resignado ante la muerte de G Lorca; mientras que, en la elegía a su amigo, MH tiene una inclinación íntima y sentimental, en la elegía a G Lorca se puede diferenciar en que su poesía no es tan emocional, sino social –comparte su dolor con muchos otros <<el dolor y su manto>>-
Otra de las características de la poesía intelectual de Hernández es el protagonismo que toma en sus obras. En las etapas posteriores a la observación, el autor comenzará a escribir en base a su vida: las imágenes dejarán de tener el enfoque inicial y estarán orientadas, por una parte, hacia su vida personal y amorosa (p.ej. Canción del esposo soldado) y, por otra, hacia un compromiso social y político. Temas como la injusticia, su derrota ante el bando contrario, la educación y el derecho a vivir van a ser la fuente de inspiración de MH. Encontramos poemas, como El niño yuntero, donde denuncia el destino al que están encadenados los niños pobres que trabajan para poder seguir adelante; es la viva imagen de la situación de decadencia española de la guerra reflejada en un niño que por conseguir sustento “nace para no vivir, y muere sin haber vivido”, predestinado a ser un instrumento del campo –al igual que él, muchísimos más-. Otra de sus quejas es la desigualdad social, que se aprecia mediante la imagen de los españoles que viven de la renta sin merecer nada. MH admiraba mucho el esfuerzo personal y apoyaba a aquellos que trabajaban para seguir con sus vidas; en Aceituneros, el poeta evoca el esfuerzo de los trabajadores de la oliva quienes son los que mantienen con prosperidad el cultivo, <<Vuestra sangre, vuestra vida, / no la del explotador / que se enriqueció en la herida / generosa del sudor / No la del terrateniente / que os sepultó en la pobreza, / que os pisoteó la frente, / que os redujo la cabeza>>; para MH, esfuerzo es un don de la vida. Y también está bien reflejado en Vientos del pueblo donde el autor pretende definir el carácter del español humilde: las imágenes más llamativas son la de un buey, que reflejan el carácter conformista propio de alguien que no lucha, y la de un águila, león o toro, por otra parte, que reflejan al ser que aspira ser algo más.
Por último, cabe destacar otro uso de las imágenes. A lo largo del estudio, se ha podido observar que para expresar una idea no siempre emplea la palabra exacta, sino que, de forma similar a Góngora, expresa emociones a partir de situaciones. Por ejemplo: volviendo al poema El niño yuntero, dice así: <<¿Quién salvará a este chiquillo / menor que un grano de avena? / ¿De dónde saldrá el martillo / verdugo de esta cadena?>>, el verdugo que le librará se refiere al cambio político que anhelaba MH.
En segundo lugar, se hablará sobre la simbología en la obra de MH. En un principio, debido a su inmadurez en la poesía, MH empleaba los símbolos similares a los de otros poetas que había leído. No consiguió manejar los símbolos hasta que empezó a completar su obra “El rayo que no cesa”, en su segunda fase como poeta.
Los símbolos más destacados que aparecen en la obra de MH son la luna, el rayo, el toro y el vientre de la mujer.
En la obra poética, la luna adquiere dos matices diferentes:
– en un primer caso, simboliza lo femenino. De esta forma, MH siempre va a hacer uso de ella o de su compañero, el ocaso, para expresar el sentimiento de amor entre su esposa y él. Un claro ejemplo se aprecia en Hijo de la sombra donde el autor va a definir el amor que sienten entre ellos –hace referencia al ocaso-.
– de este amor, en Hijo de la luz y de la sombra, la luna adquiere el significado maternal. Su hijo es el fruto del amor entre esposa y MH.
En cuanto al rayo, adquiere un valor revolucionario; en la obra poética simboliza esa inquietud de MH por llegar más lejos, refleja su ambición y su espíritu luchador, como se muestra en el poema ¿No cesará este rayo que me habita?. También puede aplicarse al poder del pueblo, ya que MH confiaba en que el pueblo decidía el futuro, pues son ellos quienes trabajan –Vientos del pueblo es un ejemplo-.
La simbología del toro y del vientre, viene determinada por los dos casados. Uno de ellos, el toro, representa al hombre que sufre porque le distancian de su familia; y, el vientre, simboliza a la mujer que otorga una nueva vida, fruto de ese amor –Menos tu vientre y en Como el toro he nacido para el luto-.
En general, se han encontrado otros símbolos que alguna vez se repiten:.
– la simbolización del tiempo. El paso del tiempo se representa mayoritariamente por medio de: el transcurso del amanecer al ocaso –como ocurre en Besarse mujer, un bello poema donde se refleja el inicio de un amor y su final una vez que llega el ocaso-; también se observa este paso del tiempo en el flujo del viento y del río, dos componentes típicos de la poesía simbólica. Ambos tienen un valor trascendental; si partimos de lo clásico, el río es inmutable y sólo se le atribuye el paso del tiempo porque el agua que pasa ya no vuelve a correr por ese canal –en Pastoril, río va acompañado por el adjetivo “transparente” que proporciona un valor más puro-; en cambio, el viento supone un cambio en el entorno y, en consecuencia, el paso del tiempo –en Elegía primera-.
– la simbolización de la vida humana. Desde tiempos pasados, el aliento, el eco de las voces y la boca son muestras del alma –recuérdese en Elegía primera donde MH habla sobre la boca inmóvil de García Lorca-.
– En menor medida, el amor y la muerte también aparecen simbolizados. El amor, en forma de animal, como es el cordero que aparece en Pastoril, que simboliza el posible amor entre la pastora y el pastor; y la muerte, con palabras como esqueleto de Elegía primera.
– Por último, también nos encontramos con la simbología que hace referencia a la vida y que proporciona a la poesía de MH un valor estético elevado por su realismo –su máximo representante es el ruiseñor en Vientos del pueblo como símbolo de estar orgulloso de vivir-.
En conclusión, la poesía de MH está basada en la observación al igual que en sus inicios. Es un autor que escribe una poesía basada mayoritariamente en imágenes. Por tanto, se podría afirmar que es una literatura compuesta por metáforas e imágenes. Pudo perfectamente pertenecer a la generación del 27, pero su posición social, sus intereses y su inclinación hacia la literatura de la posguerra no le facilitó ese final. Hay aspectos que no han sido mencionados en el trabajo, pues la amplia variedad de ejemplos y casos es alto. Retomando las primeras líneas, el posible empleo de numerosas imágenes se debe primordialmente a la contraposición que permite una estructura enlazada. El valor estético es mayor y más rico –ocurre igual con un terceto y un terceto encadenado, ambos no tienen la misma riqueza-.
Por tanto, se trata de una poesía de visión extrapolar en el sentido de que no nos atenemos al papel y las letras. El empleo de imágenes hace más amena su comprensión; MH no se dirige a un lector determinado ni hace uso de complicada simbología, al contrario, los símbolos son conocidos en otras obras clásicas. Incluso, en muchos casos, los símbolos no son los protagonistas, como ocurre con la luna, el rayo y el toro, sino que también los encontramos subordinados a otros elementos.
Miguel Hernández es un gran poeta que, en opinión de muchos, en ningún momento ha escrito una poesía selecta, sino que, al contrario, invita al lector a conocerle como persona: un intrépido luchador y defensor de la vida.
oOla necesito poesias