En el siguiente trabajo me dispongo a realizar un estudio de diferentes poemas de Miguel Hernández, centrándome en analizar la vida, la muerte y el amor en ellos.
Para ello utilizaré su antología poética, en especial un ejemplar de la editorial Austral, con una guía de lectura de Jose Luís Ferris[1].
Antes de todo, realizaré una pequeña introducción a la vida de este gran poeta.
Nacido en Orihuela el 30 de octubre de 1910, Miguel Hernandez Gilabert es uno de los poetas contemporáneos españoles más importantes. Siempre informado de las novedades literarias más avanzadas, este poeta marcó un antes y un después en la poestía contemporánea, teniando varias etapas. En su etapa temprana sus temas eran mas amorosos y ya se veía la influencia de poetas románticos como Zorrilla o Bécquer, y poesía más costumbrista, influenciada por autores como Rubén Darío. En la segunda etapa, que es la que he estudiado, sus poemas son más trágicos y es donde he encontrado los temas de amor, muerte y vida.
Este cambio de estilo se debió en gran medida a dos acontecimientos que lo marcaron profundamente: la guerra y la cárcel[2], donde se observó una gran maduración en sus producciones. Su muerte prematura no le permitió seguir con su prolífica carrera, pero dejó atrás una enorme y bien lograda producción poética.
Cuerpo del trabajo.
Los temas a estudio en este trabajo, amor,vida y muerte, son temas muy recurrentes en la producción poética de Miguel Hernández, e incluso se podría afirmar que son los únicos temas que este poeta utiliza en sus obras.
Si comenzamos analizando el poema Llegó con tres heridas[3], perteneciente al Cancionero y Romancero de ausencias, observamos en él los tres temas que tanto utiliza este poeta: el amor, la muerte y la vida. Escrito con un trasfondo bastante pesimista, Miguel Hernández desea mostrar con este poema su total frustración y tristeza. Está encerrado sin libertad y ha perdido la guerra[4], es un ciudadano derrotado y su vida es una profunda herida. Su muerte se acerca, acusado por sus enemigos, mientras vive sus últimos días echando de menos a su amada, su hijo y sus seres queridos, la herida del amor:
Llegó con tres heridas:
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida.
Con tres heridas viene:
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte.
Con tres heridas yo:
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor.
Como menciona Francisco Javier Díez de Revenga en su ensayo titulado Amor y Erotismo en Miguel Hernández, Miguel Hernández cambió drásticamente su estilo y pasa de su lucha por adquirir una expresión poética personal, indiscutiblemente suya […] a la sencillez de la canción tradicional y escribe este poema que es cumbre de economía verbal y de sencillez rítmica, como lo es la propia canción de tipo tradicional[5].
Si seguimos más o menos esta línea argumental, teniendo como base la vida, la muerte y el amor, encontramos el poema No me conformo, no: me desespero, perteneciente a su poemario El rayo que no cesa[6]. Estos poemas, publicados en 1936, muestran una temática amorosa bastante marcada, como el poema que nos ocupa. En él observamos un sentimiento amoroso muy patético, un concepto del amor como destino trágico, fácilmente reconocible en versos como el siguiente:
Besarte fue besar un avispero
que me clava al tormento y me desclava
Es un poema de clara temática amorosa, donde el autor expresa su idolatría hacia su amada, pero también se observa la enorme impaciencia e inconformidad que tiene, llegando incluso a mencionar la muerte:
y cava un hoyo fúnebre y lo cava
dentro del corazón donde me muero[7].
Se observa en este poema una dualidad temática, en la que por una parte encontramos palabras cargadas de mucha ternura y amor, pero en otros versos observamos la desesperación y la inconformidad de Miguel Hernández, que desea tanto a su amada que no se conforma con la situación actual. Por eso sufre, y le demuestra su amor a su amada de una forma angustiosa y casi hiperbolizada:
No me conformo, no: ya es tanto y tanto
idolatrar la imagen de tu beso
y perseguir el curso de tu aroma.
Un enterrado vivo por el llanto,
una revolución dentro de un hueso,
un rayo soy sujeto a una redoma.
Aunque escrito en 1936, este poema muestra en algunas ocasiones elementos que recuerdan a su encarcelamiento tras la guerra (en el presidio de una almendra esclava; o un rayo[8] soy sujeto a una redoma), aun siendo varios años antes. Con estos versos obviamente no estaba expresando su encarcelamiento posterior, sino una sensación de aislamiento de la que no puede salir, pero se puede establecer un paralelismo.
Estudiando más poemas de esta epoca, de su poemario El rayo que no cesa, encontramos más referencias a los temas del amor, la muerte y la vida.
En el poema ¿No cesará este rayo que me habita?[9] encontramos elementos similares: la vida amenazada por la muerte que se aproxima, una visión pesimista del amor, en la que hay sufrimiento y deseos En este poema además se vuelve a mencionar el rayo, como un elemento que destruye por dentro al autor, lo entristece y no cesa su actividad devastadora. Este rayo puede simbolizar el amor frustrado que el poeta sentía hacia Maruja Mallo, pintora surrealista que conoció al joven poeta en la década de los años 20, con la que mantenía una relación de amistad.
Conclusión
Las poesías que he estudiado de Miguel Hernández me han permitido captar sus sentimientos mas profundos, basados en los temas del amor,la muerte y la vida, anteriormente señalados. Sus poemas no tratan cada uno únicamente de esos temas. En ellos podemos encontrar la mezcla de ellos: un amor trágico, desde una perspectiva pesimista y mencionando la muerte, o menciones de la vida como algo que termina, y que da lugar a la muerte. Por eso no puedo enmarcar la producción poética de este poeta en un tema concreto, ya que casi todos su poemas albergan en sí los temas de vida,muerte y amor.
[1] HERNANDEZ, MIGUEL Antología Poética. Edit Austral. Edición y guía de lectura de José Luis Ferris
[2] Tras el estallido de la Guerra Civil española, Miguel Hernández se alistó al ejército republicano. Al terminar la guerra, es encarcelado acusado de comunista. Muere en la cárcel en 1942 a la edad de 31 años.
[3]. HERNANDEZ, MIGUEL Antología Poética. Edit Austral. Edición y guía de lectura de José Luis Ferris. Pag 276
[4] Este poema pertenece a su etapa en la cárcel, cuando la guerra civil había terminado.
[5] DÍEZ DE REVENGA, FRANCISCO JAVIER Amor y Erotismo en Miguel Hernández. Pag 4.
[6] No me conformo, no: me desespero
como si fuera un huracán de lava
en el presidio de una almendra esclava
o en el penal colgante de un jilguero.
Besarte fue besar un avispero
que me clava al tormento y me desclava
y que cava un hoyo fúnebre y lo cava
dentro del corazón donde me muero.
No me conformo, no; ya es tanto y tanto
idolatrar la imagen de tu beso
y perseguir el curso de tu aroma.
Un enterrado vivo por el llanto
una revolución dentro de un hueso,
un rayo soy sujeto a una redoma.
[7] Pag 166. No me conformo,no: me desespero.
[8] El rayo aparece en diversas ocasiones en la producción poética de Miguel Hernández. Según un estudio de Carlos Bousoño, el rayo es la luz venida de los cielos que da sabiduría e ilumina a los hombres, son los rayos eternos del sol, rayos que no cesan para mantener el calor de la vida. Miguel Hernández era profundamente religioso, y sin duda alguna, nos habla del trueno como la voz de Dios y el rayo como su escritura, idea, que a la vez nos conduce a los textos mayas del Popa-Vuh del siglo VI.
Fuente: Simbología en Miguel Hernández www.cervantesvirtual.com
[9] ¿No cesará este rayo que me habita
el corazón de exasperadas fieras
y de fraguas coléricas y herreras
donde el metal más fresco se marchita?
¿No cesará esta terca estalactita
de cultivar sus duras cabelleras
como espadas y rígidas hogueras
hacia mi corazón que muge y grita?
Este rayo ni cesa ni se agota:
de mí mismo tomó su procedencia
y ejercita en mí mismo sus furores.
Esta obstinada piedra de mí brota
y sobre mí dirige la insistencia
de sus lluviosos rayos destructores.