Llegamos a casa, me había acompañado a hacer unas cosas. Yo sabía, por que no reconocerlo, que podría suceder algo, tal vez podríamos follar.
Sexo salvaje y sin preámbulo, follar por meter y sacar, correrse, lavarse el culo y adiós hasta otra.Le invité a tomar un café aun sabiendo que no había comido pero consciente de que aceptaría.
Entramos en casa, su sonrisa le delataba; yo soy lista y sabía que en el fondo él también al ver que estábamos solos acabaría follándome.
Pero esta vez aunque yo intuía que podría haber sexo me mantuve esperando que fuera él el que diera el paso. Normalmente soy yo la que empieza el juego.
Me pide el café que se lo preparo en una bandeja, cargadito y templado como le gusta.
Se ha sentado en el sofá de cuero color champagne del salón. A la izquierda de ese sofá hay una butaca de mimbre claro.
Le pongo la bandeja en la mesa y me siento en la butaca pero lo suficientemente distante como para comprobar que si quiere algo ha de dar el paso él.
Está algo nervioso, creo que no sabe como atacar aunque lo que si sabe es que quiere follar, que va a follar. Se levanta, se asoma a la ventana y regresa al sofá, esta vez se sienta mucho más al borde y al extremo, permitiéndole eso más cercanía a mi.
Sorbe café, yo cruzo mi pierna y mi zapato queda a tan solo un palmo de su mano, lo justo para que él sonría, me mire y me toque el tobillo, suba su mano por la pierna y la trasporte entre mis muslos…
Como Sharon Stone descruzo mi pierna, lentamente, separando los muslos y dejando libre el hueco de mi coño que si está protegido con panties y bragas, permitiéndole que meta más la mano hasta llegar a mi sexo.
Me dice que me siente a su lado. Me levanto de la butaca y me dejo caer junto a él a su derecha; sin darme cuenta me acurruco en su pecho mientras que él busca mi culo por detrás, mete la mano por la cintura de la falda y urga hasta buscar el medio de mis nalgas.
Subo mi cara hasta la suya y le beso, le meto la lengua, me la mete, me mordisquea, le mordisqueo; la mano llega a mi ano, mi mano baja a su polla sobre su pantalón.
Le digo que vayamos a la cama del fondo. Nos levantamos. Por el pasillo me atrapa desde atrás, me levanta la falda, me coge las caderas y me pega contra su polla.
Seguimos andando.
Sus manos pasan a mis tetas, las toca, las soba, las aprieta, las estruja.
Al llegar a la habitación nos quitamos la ropa tan solo quedan el calzoncillo y la braga y mi sujetador. Me sienta en sus muslos, de espaldas a él y comienzo a restregar mi coño sobre su polla encerrada, la siento gorda, grande, pletórica, hinchada, juguetona, que busca mi calido y amplio coño.
Me giro y me siento frente a él, me saca las tetas del sujetador y me las pellizca, me las muerde, me las lame, me las come.
Mi coño sigue frotándose con su polla, entre ambas telas. Me quito las bragas, las tiro a un rincón, él hace igual con su calzoncillo.
Me monto, me clavo, me clavo más, me ajusto, me aprieto, me contorneo sobre su polla, me dice que me muevo de puta madre, que me la meta bien dentro.
Subo y bajo, meto mi mano entre ambos pubis y noto humedad que sale por todos lados.
Sigo agitándome sobre él, me tiro sobre su pecho, me como su boca, me come la mía, me salgo, me entro. Respiramos fuerte, agitados, acelerados.
Me dice que vuelva a girarme, me posiciono como él quiere, agarra mis nalgas y me imprime el movimiento, se regodea mirándome el culo, mi culazo. Me tiro hacia delante una y otra vez entrando y saliendo.
Se sienta en la cama y me agarra fuerte, fuerte contra él a la altura de mis tetas. Toco mi coño y noto su polla totalmente enterrada dentro, no sobra nada, la nota arriba, golpeándome, taladrándome. Muévete puta! me muevo.
Al rato me salgo, me pongo a cuatro patas y por detrás ataca. Sexo salvaje, fuerte, más fuerte, aprieta, así, puro sexo, olor a sexo, olor de sexo. Se corre, me toco, me empapo mi mano de leche caliente. Me sobo, me acaricio, yo también me corro.
Se lava, me lavo, adiós, nos vemos…
Sexo salvaje, sexo duro, sexo puro, “amor líquido” le llaman ahora.
Pues si es así, me gusta beber amor de vez en cuando.
(norba )
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“Amor líquido” : Teoría Baumiana («Nos gustan lo nudos que atan fuerte, pero que se pueden deshacer con facilidad en cualquier momento, lo cual suele ser fuente de sufrimiento, auto recriminación y una conciencia muchas veces intranquila»)