III Certamen de narrativa breve - Canal #Literatura

Noticias del III Certamen


20 febrero - 2006

4- Mujeres de leyenda. Por Argos

              Dolores Clavijo, la reina del cuplé, repasa su viejo albúm de fotos, la historia de toda una época gloriosa, los tiempos de las tertulias literarias, de la zarzuela y la opereta, el Madrid de Joselito y Belmonte y sobre todo el Madrid de los cafés cantantes y el cuplé, donde ella fue una de las reinas indiscutibles, junto a artistas de renombre como Consuelo Portela, la bella Chelito; Julia Pons; Consuelo Velo, la Fornarina; Raquel Meller; la Argentinita ó Pastora Imperio.
                    En la residencia de ancianos, la Hermana Sor Gertrudis, la mira con admiración y siente por ella un amor especial, como la de aquellos niños caprichosos, a los que no se puede contrariar.
 
                   -Hermana –iremos esta semana, a ver el espectáculo de mi amiga Olga Ramos.
 

                   -Iremos, Dolores, iremos, aunque sabes que no está bien vista la presencia de una monja en un café cantante.
 

                   Dolores Clavijo ignora que la Hermana Gertrudis fue una conocida periodista y escritora, que defendió como nadie la causa de la liberación de la mujer y que supo describir con maestría ese Madrid de principios de siglo, cuando la pasión por los toros y la tauromaquia animaba la charla de los cafés y los nombres de las cupletistas eran el reclamo obligado para visitar los teatros de variedades, donde todo lo mágico y misterioso podía suceder en una sola noche. La Hermana Gertrudis aún recuerda las crónicas que escribió desde el Trianón Palace, una de las catedrales del cuplé, en plena calle de Alcalá y muy cerca de su más directo rival, el Romea, situado en la calle Carretas. Pero la Hermana Gertrudis fue también una de las mujeres que con más ahínco participó en la Huelga General del 13 de Agosto de 1.917, cuando afiliada a UGT descubrió que el movimiento obrero podía influir en las decisiones políticas, como lo demuestra el manifiesto de Besteiro en el que se pedía la formación
de un Gobierno Provisional. El asesinato de su marido Manuel Tombilla, lider de UGT, en el enfrentamiento del Ejército con los huelguistas, hizo que Gertrudis Hernández, tomara una drástica decisión e ingresara en un convento, para seguir sirviendo a los demás de otra forma y para consolarse de la irreparable muerte de su marido.
 

                   La Hermana Gertrudis también recordaba que en la calle Cedaceros se encontraba el Salón Madrid, que cambiaría de nombre en repetidas ocasiones para llamarse El Kursaal, Rey Alfonso ó Lido, donde actuaron artistas de la talla de Raquel Meller, la Argentinita, Pastora Imperio y la Goya. También recordaba sus escapadas a Tomelloso, en pleno corazón de La Mancha, para acudir a la Romería de la Virgen de las Viñas y charlar con amigos como el escritor Francisco García Pavón ó el pintor José Antonio Torres.
 

                   -Hermana Gertrudis -¿ no han llamado mis hijas esta semana…?
 

                   La Hermana Gertrudis mira con dulzura a Dolores y siente un nudo de angustia en la garganta, porque sabe que hace tiempo que sus hijas no vienen a verla y ella se siente como un trasto abandonado que ya no sirve, como el resto de un naufragio en una playa solitaria.
 

                   “” Disgustos nos dá la vida… Yo que tuve a mis piés toda la aristocracia de Madrid, yo que compartí cartel con Raquel Meller y la bella Chelito, yo que recibí joyas y brillantes de marqueses y acaudalados comerciantes, ahora solo me queda mi viejo albúm de fotos y la indiferencia de mis hijas…””
 

                   La Hermana Gertrudis, cuando llega la Navidad, ha querido alegrar la nostalgia de Dolores Clavijo y le ha puesto la película “” El último cuplé”” de Sara Montiel, la manchega universal. Después de empapar un pañuelo con sus lágrimas, Dolores Clavijo ha ayudado a la Hermana Gertrudis a colocar las figuritas del Belén, mientras recordaba el ambiente del viejo Madrid, que se extendía desde la Plaza de la Cebada a la Plaza del Carmen, por donde pululaba una multitud de insomnes mozalbetes y joviales maduritos, visitantes perennes de cafés y teatros, con sesiones que se prolongaban hasta la madrugada, cuando empezaba el bullicio de los mercados de La Cebada y San Miguel, con sus verduleras anunciando sus productos, a voz en grito y continuando la rueda de aquel carrusel, que mezclaba el humo de los cigarros, con las pasiones de los enardecidos cupleteros, ebrios de música, canciones, sensaciones nuevas y deseos de amor y aventura. Un ventilador, intentaba a veces, airear el congestionado ambiente de los teatros y de paso enfriar los ánimos del respetable, que se recogía al anochecer en los míticos cafés como la Taberna de los Pájaros, el Tupi, la Concha, el Portugués ó la tertulia del Café Pombo, donde se reunía lo más selecto de la intelectualidad.
 

                   Dolores Clavijo guardaba con emoción en su albúm, aquel articulo que un conocido periodista escribió, con motivo de su debut en el Trianón Palace: “” Una nueva estrella, Dolores Clavijo, procedente de Sevilla, la patria de Don Juan Tenorio, ha brillado con luz propia en el escenario del Trianón Palace, no solo por su voz acaramelada, sino también por su exquisita belleza. No satisfechos con los aplausos que le acababan de tributar, un grupo de admiradores esperaba a la salida del teatro a la nueva cupletista y la colocaron sobre sus hombros, paseándola por la calle de Alcalá, como si fuera el mejor de los toreros…””
 

                   Dolores Clavijo, a veces se acuerda de su pueblo de Dos Hermanas en las cercanías de Sevilla y aún recuerda cuando de niña, sus padres le llevaban a ver las carretas que regresaban de la Romería del Rocío, con su caravana de mulas, bueyes, burros y caballos y también de la procesión del Corpus Christie, cuando la comitiva cruzaba las calles de Dos Hermanas con su chispeante estruendo y la chillona metalería de la música y la bandera carmín y San Roque, patrón de los panaderos, cargado de roscos de Pascua y San Telmo, patrón de los marineros, con su navío de plata en las manos y San Isidro, patrón de los labradores, con su yunta de bueyes…
 

                   -Hermana Gertrudis – ¿ Has visto a Dolores…?
 

                   La Hermana Gertrudis tiene un oscuro presentimiento. Busca diligente por los pasillos, visita la sacristía, sube a la azotea. Desde allí, con paso enfebrecido, sale del asilo y cruza la Puerta del Sol, con su oso y su madroño, iluminada como una luciérnaga en la noche y con dificultad inicia la ascensión a la callé de Alcalá, entre un gentío ensordecedor que disfruta de las Fiestas navideñas y que quizás no ha observado, que allí en el portal, donde un día estuvo el famoso teatro Trianón Palace, una viejecita encantadora se ha quedado dormida para siempre, con una dulce sonrisa en los labios, como si aquella Navidad hubiera interpretado su último cuplé, en un teatro de oro, más allá del tiempo y las estrellas…