III Certamen de narrativa breve - Canal #Literatura

Noticias del III Certamen


13 marzo - 2006

64- La dama que creyó ser de piedra. Por Líblula

Se vio reflejada en un cristal esa mañana y se detuvo a observarse, hacía tanto tiempo que no se detenía a hacerlo… Su piel tan pálida captó su atención por un instante y quedó en él atrapada. Miró y en líneas generales no había cambiado nada. Quizá uno no advierte el paso del tiempo en si mismo, cada mañana el espejo te dice que sigues igual, que nada ha cambiado. Sin embargo su pelo estaba demasiado lardo, ondulante caía por su espalda, aunque había cogido algo de peso, no era muy evidente, se vio bien aunque aquel vestido no marcara sus formas. Se acercó más, quería entrar en detalles, sus pómulos aún se mantenían en su sitio y su piel estaba tersa, apenas cruzada por una extraña línea en mitad de su frente, pasó su dedo índice sobre ella como si pudiera borrarla, pero a la línea le era indiferente aquel dedo que nada podía contra ella. Sus manos finas, alargadas aún dejaban notar aquellos nudillos que antes tanto le molestaban, se fijó en su mirada, el color no era el de siempre, se había hecho tan clara que casi pegó la nariz al cristal por si era efecto de la luz… no, no lo era, la pupila era tan clara que el cristal no la diferenciaba del resto del globo, ambos podían confundirse.
Al mirar en ellos, dentro de ellos, como solía hacer de niña, se vio como en un sueño, caminando entre gentes, complacida se veía luchando por conseguir un propósito concreto, después, alcanzándolo y antes de aburrirse, una vez disfrutado , apresuradamente buscar otro, recordaba momentos de la lucha que ya tenía olvidados.
Se veía siempre con el mismo gesto, la misma cara, ni observando diferenciaba si eran buenas o malas noticias, desde luego su mirada dulce y su sonrisa serena, a todos les parecía simpática, sincera y amable, cuando en realidad ella se percataba que no dejaba translucir nada… a cada persona le hacía concluir una interpretación de que eso era lo que esperaba, y siempre el sentimiento de los demás era feliz, aunque no fuera acertado.
Parecía poder, como un hada madrina, conceder aquello que cada uno anhelaba de ella, como si otras opciones no existieran, ni las contemplaba.
Fue con la costumbre, cuando empezó a sentir como un deber, no le costaba nada y encontraba una especial satisfacción… en el deber cumplido.
Le resultaba tan fácil todo lo que se proponía, que facilitar cualquier cosa a los demás le suponía poco.
Se relajó disfrutando de esa sinmemoria, reflejada en sus ojos, eran como sueños, uno tras otro, los juegos de la niñez, descubrir los escarabajos de la patata, las libélulas sobrevolando el agua, las cigarras mimetizándose entre los troncos… las peleas a la salida del colegio, que más tarde descubres, que entablan lazos especiales imborrables. Los amigos de la juventud, aquel primer baile, los primeros compañeros, descubrir la camaradería, el primer trabajo… Los amigos que van quedando definitivos. Tu gran amor, tus propios hijos, hacerles creer en la magia todo lo posible, verles crecer, hablarles de la vida… ver sus miradas, sus sonrisas, calmarles en sus ansias, abrazarles cuando creen que no lo necesitan.
Se vio a sí misma girando y girando, haciendo mover a todos a su alrededor, dando movimiento a todo, Se borró la sonrisa de su rostro y se convirtió en aquel esbozo de antaño, ni pena ni gloria, ni alegría ni dolor albergaba en ella, un extraño sentimiento de angustia al ver a qué velocidad giraba todo, se apoderó de ella. Era su memoriazul.
Quiso salir corriendo y no pudo, quiso saber los porqués y no encontró respuesta… creyó volverse loca al sentir que ya no tenía nada que dar, por primera vez… quiso encontrar la respuesta en el cristal y en su lugar vio caer agua, llovía, estaba lloviendo, sintió cómo se mojaban sus cabellos, cómo resbalaba por su cara, deshaciéndola, gastándola, haciéndole daño cada gota que le susurraba una palabra… y eran tantas…
_Pasaste por todo eso que has visto, como en un sueño, superfluamente, fuiste distante, eras voluble, no te implicabas. ¿Te creías quizá un ser superior, un ser mágico que solo reparte felicidad?
Sentía dolor y la lluvia seguía arreciando…Todos seguían a su alrededor y por vez primera se sintió sola, cuanto más se acercaban, más sola deseaba estar… era algo nuevo, necesitar un abrazo y rechazarlo, necesitar a todos y huir querer estar sola.

_Lloraste, aunque no lo recuerdes, sufriste hasta la desesperación, luego se aprovecharon de ti, te engañaron. Y lo mantuviste oculto, cerrado tras una puerta y sellado. No quisiste sentir, todo lo que sentir lleva consigo… lo bueno, pero también lo malo, lo alegre, pero también lo triste. Tu boca dibujaba una sonrisa, mientras tus ojos luchaban con el llanto.
_Creíste engañarlos a todos, fingiendo, sí fingiendo, aunque tú creyeras que era cierto, que eras siempre feliz, sin pensar que la única engañada fuiste tú, que solo viviste plenamente una parte de tu vida.
_ ¿Quién sabía si estabas triste, quién enjugaba tus lágrimas si alguna vez vencían la pugna contigo misma?, ¿quién te tranquilizaba en tu angustia, jamás reconocida, diciéndote: tranquila, no pasará nada?
_Pensabas que no podías ni debías, que no tenías derecho…cuando la realidad era otra bien distinta: No tenías a nadie que pudiera entenderte, porque nunca te habías quejado, no entendían tus palabras.
_Tantos años dándote y dándote, sin medida cuando sólo era una excusa para no detenerte, para no ver claramente que no había nadie.

Seguía lloviendo, resbalando el agua mezclada con el llanto más amargo por tanto tiempo desconocido, borradas sus facciones, borrados su pechos irregularmente, sus manos, su vestido se iba deshaciendo , se hicieron frágiles sus tobillos .Tanta lluvia unida a tanto llanto contenido… Y se lamentaba, de la forma que más duele, callada, con la sonrisa medio borrada y sus ojos al fin llorando la tristeza inaceptada: No he sabido vivir, he vivido sólo una parte, la que está fundiéndose, yéndose para siempre, la exterior, la expuesta, la que todos conocen y por mucho que duela, quiero saber qué queda, dónde fui capaz de esconder la otra parte de mi vida, porque se que existe, no he podido ser tan fría…tan distante conmigo misma.

Ya no veía, sus ojos se habían borrado deshechos entre la lluvia y el llanto. Pero incansable buscaba dentro, ya iba quedando menos, se sintió quebrar, romperse irremediablemente y caer al suelo, junto a un trozo metálico, cuadrado y hermético que reconoció como su corazón, quedaron fundiéndose entre la lluvia y el llanto infinito… unos trozos de hielo.

La mujer que creyó ser de piedra… de un bonito y pulido mármol blanco… sólo era hielo.