Llegas a mi vida sin pedir permiso,
te enquistas en mi mente sin saber porqué,
mi voluntad se rinde cansada ante ti,
dominas mi cuerpo sin vacilar.
Contigo me siento solitario,
la congoja me abruma al llegar la noche,
me dejas sin ganar de hacer algo,
la tristeza me hace dormir.
Aprovecho tu presencia para leer,
en el lecho postrado pienso en mi,
desvarío con la fiebre que calienta mi ser,
mis ojos se inundan con el llanto.
Contigo descubro a mis amigos,
me haces ver la realidad de la vida,
me ayudas a pensar en el pasado,
corregir los errores cometidos.
Salud desvaída, cuerpo escarnecido.
Me arrojas en el abismo de la soledad,
donde sólo yo puedo saber lo que siento,
percibo la magnitud de mi caída.
Me haces chocar contra mi finitud,
me recuerdas el período de mi existencia,
mi ser apetece una pizca de eternidad,
sabiendo que soy un poco de carne desdeñada.
Comprendo mi condición mortal,
valoro la vida como un don inapreciable.
No es la enfermedad la que me mata,
es la desdicha de no sentirme acompañado.
Siento mis músculos trastabillados,
camino sin destino alguno,
la luz de la vida se apaga lentamente,
me aferro al fuego que arde dentro de mí.
La oportunidad de seguir viviendo se disipa,
un dolor se adueña de mi garganta,
ya no puedo cantarle a la vida,
me resigno a contar el tiempo vivido.
Finjo una sonrisa para sentirme sano,
busco un consuelo que me mantenga vivo,
un grito silencioso desespera en mi alma,
la impotencia de no estar bien, me abate.
Sin fuerzas para respirar,
caigo rendido a los brazos de Morfeo,
que la muerte me sorprenda durmiendo,
no despertar jamás de aquel sueño entumecido.
Cuando el calor de la vida decida abandonarme,
pensaré en el amor que emanó de mi alma,
el talante que puso mi ser cuando fue necesario,
la fortaleza que fluyó por mis venas siempre.
Me podrán quitar los brazos y los pies,
los órganos más vitales de mi cuerpo,
pero jamás podrán,
arrancarme lo que la vida me enseñó.
Aprendí a luchar contra la muerte,
no escabullirme detrás de un quirófano,
no sucumbir en el juego de la existencia,
pensando que vivo para servir,
seré rescatado del valle de la duda.
Saldré libre de las cadenas de la angustia,
inyectaré la vida en unas venas desahuciadas,
desafiaré la muerte, viviré para contarlo.
Encuentro en tu poema dos aspectos que me parecen importantes: Lo primero es que este poema te lo has escrito a tà mismo, para darte ánimos, para convencerte de tu capacidad para superar la enfermedad. Lo segundo es que está estructurado como una secuencia de pensamientos mal hilvanados y carentes de ritmo. Esto se debe a la profusión de puntos seguidos, cada verso una idea, casi con aires de telegrama. Y a mi juicio eso le resta belleza. También lo encuentro algo largo y el final apresurado (como si tuvieras necesidad de ceñÃrte como fuese a los 60 versos máximos del concurso). Pero como siempre, admiro el valor de quien se lanza frente al papel en blanco y desnuda sus emociones.
Te voto con un dos.
Soy Juan BallarÃn y mi poema es el nº 105. EstarÃa muy agradecido su pasaras a leerlo y me dejaras tu comentario (aunque sea para criticarlo no importa, pues es la manera de aprender) y además tampoco pasa nada si la crÃtica es dura,no me ofenderé, siempre que sea en terminos amables y razonados.
Un saludo cordial y suerte en el concurso.
Creo que has hecho un esfuerzo enorme para plasmar tanta tristeza, sentimiento y dolor en todos y cada uno de los versos. El ritmo empieza bien, pero luego se apresura, como bien te comenta Juan, restandole nivel a las primera estrofas. Mi voto es un 3, por la dedicación.
Mi poema el numero 33, por si quisieras comentarlo. Maestrofabula.
Saludos.