y pedir perdón por oprimiros
no en vano fueron nuestros cuerpos temblorosos
los que forzaron a quemar vuestras balas justicieras.
Juntos escupiremos sobre las víctimas
que ostentan sus miembros mutilados
lesiva ofensa a vuestros delicados ojos
¡Qué inoportunos chillidos de dolor desgarrado!
Pues roban el sosiego a vuestros oídos.
Negociaremos el precio de nuestras vidas
la dignidad os la damos regalada.
Si es preciso, la justicia
en Meretriz de Babilonia tornaremos.
Y todo ello con el único propósito
de que los siglos venideros guarden recuerdo
de los padres ilustres de la paz.