Quizá no te haya dicho que te amo en otoño

o que sin ti la vida sería en tonos grises,

pero he plantado amor en cada paso en falso

y he besado a la Muerte con los labios en risas.

Quizá, sólo quizá, los balcones me esconden

esa flor misteriosa con alma de imposible,

para que así buscarla sea un juego de hombres,

mágico vellocino del color de tus ojos.

Puede que no imitara alguna de esas cosas

que los amantes breves se jactan de haber hecho,

pero al llegar la noche habré puesto en tus manos

los límites de aquello que llaman Infinito.

O será tu reproche

que no tenga palabras para decir “te quiero”,

que las horas detienen el reloj de la espera,

que abrazas sólo el aire que casi nunca habito;

…te diré, sin embargo,

que cada madrugada, cada gota de lluvia

que confunde el rocío con la sal de tus lágrimas

te llevará mi esencia, y mi voz será el viento

que ha de guiar tus pasos hacia un nuevo horizonte.

Que mientras otros hablan de amar hasta la muerte

yo te hablaré sincero de compartir tu llanto,

de desandar caminos buscando un mundo nuevo

que poner a tus plantas en ofrenda de vida.

Aún así, yo confío en que, cuando mi tiempo

se esfume y deje paso a los viejos recuerdos,

las cosas que no he dicho volverán a tu alcoba,

y sepas que estuvieron por siempre entre tus sombras.

Cuando sea silencio, los silencios perdidos

atronarán con fuerza de amor incontrolable;

los suspiros que fueron a morir al pasado

volverán alentando con mi voz tus pasiones.

sabrás que era cierto lo que nunca te dije,

que hubo tanto amor en lo que nadie supo

que en tu ventana, al alba, hallarás una rosa,

un poema y el beso que jamás fuera tuyo.