El teléfono sonó de repente. Ignacio, irritado, lo cogió. «Ignacio, soy Carlos. Oye, no te quiero meter prisa pero hace semanas que no das señales de vida y ya sabes que la semana que viene necesitaría el manuscrito…»
El teléfono sonó de repente. Ignacio, irritado, lo cogió. «Ignacio, soy Carlos. Oye, no te quiero meter prisa pero hace semanas que no das señales de vida y ya sabes que la semana que viene necesitaría el manuscrito…»