Ulises o el destino de un rey
- Partida
La pétrea cara del Destino
Se vuelve hacia mí.
No es un él ni una ella,
Es solo un gesto ignoto
Revelando su crudeza.
Como un rey acorralado,
Como un gato de la selva,
Sufro el ir y el venir
De la caprichosa fuerza
Llamada Fortuna, mujer
Alada sentada en la espuma.
Tal vez sí –Tal vez no,
Pueda esquivar esa mortal saeta
Y sobrevivir feliz, a esta inquieta
Trama de sueños voraces
Que es la vida: pálida sirena,
Seductora en su canto
Terrible en su apetencia.
Fresca brisa del mar
Mientras expectante espero
Llegar a mi isla –secreta.
- Llegada a Ítaca
Disfrazado por la augusta
Diosa Blanca del Olvido,
Como un vil perro mendigo,
Llego a mi hogar (isla desierta)
Sin saberlo –esperan mis enemigos,
Y la que desteje su propio abrigo.
¡Tan inútilmente yo también
He retrocedido! Larga la jornada,
Fútil mi trabajo –mendigo.
Camino por la playa y primero
Encuentro a un amigo.
A mi palacio triste me dirijo.
Allí encuentro mi casa destrozada,
Ríos de sangre, ríos de vino,
En el piso de mis habitaciones.
El arco debo templar y aumentar esos ríos.
Y aquel otro: río del tiempo,
Río de palabras y de hechos
Para que algún otro cante
Lo que no fue y pudo haber sido,
Pues continúo en mi destierro:
Nada queda de aquel rey
Solo este irreal testigo.