132- A la sombra del semáforo. Por Sorel

A la sombra del semáforo

 

Lunes.

Vas con tiempo a la oficina.

Subes, raudo, la ventana;

sus nudillos oscuros llaman.

Bajas la mirada, subes la música.

Luz verde, él se aparta

y metes primera.

 

Martes.

Vas andando a la oficina.

El BMW, en el taller.

Luz roja para peatones.

¿Qué tal?, te pregunta;

llevo prisa, respondes.

 

Viernes.

Caminas. Malditos mecánicos,

otra vez en pie

junto al semáforo.

Vas con tiempo,

el miércoles y el jueves

casi llegas tarde a la oficina.

Estás alegre,

mañana es sábado

e irás a la sierra en familia

o a jugar al pádel con Juan Luis.

Su palma oscura te saluda

con confianza.

Te habla, le hablas un rato,

te sonríe,

e incluso acabas enseñándole

las fotos de tus hijos.

Y él hace lo propio

con sus tres negritos lejanos.

Le preguntas por ellos

-vas con tiempo-, por cumplir.

Te cuenta su historia.

Palabra a palabra te estremece.

Te emociona. Lloras.

Y él, educado, como siempre,

te ofrece

el paquete de clínex

que el lunes

no quisiste comprar.

 

 

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