Anhelos de pescador
Isla de Patmos, tierra de oración.
Mediterráneo,
engendraste a Egeo para bañar a Patmos,
donde descansan las almas de los bienamados.
Madre,
me engendraste para surcar los mares
cargado de redes y de más aparejos.
Pero mientras mi amada me espera en la orilla,
tumbada en el arenal de nuestros encuentros,
yo soy huésped de esta barca del cautiverio.
En doliente me he convertido,
mi alma se arrastra herida a cuchilladas
hasta el Monasterio de San Juan.
Allí he dejado mis besos guardados,
por miedo a perderlos.
Después, con pies de penitente,
he llegado hasta su Gruta del Apocalipsis.
Sus paredes olían a olvido
y su tierra abrasaba mi esperanza.
Imposible soportarlo.
Mi amada, mi dulce esencia,
tu sed me corroe
y mi sangre me abandona resecando mi alma,
hasta desnutrirse centímetro a centímetro.
Alejandría, cuna de otros.
Ahora te sueño en la Perla Mediterránea,
Pero ni siquiera en la Mezquita Terbana,
cobijo para los peregrinos de corazón,
puedo huir de mi calvario.
Sus ladrillos son tan rojos como el fuego que me traspasa
y los negros abren el abismo que me aplasta.
Convirtiéndome en nada.
Carente de mí mismo,
deambulo ingrávido por el embarcadero.
Sin rumbo. Sin alma.
Vuelvo a zarpar y cada ola es tu recuerdo envuelto en sal,
en su vaivén me inundan con el aroma de tu cabello enredado,
y en su agua me transportan hasta tu cálida sonrisa calmante.
Mis lágrimas y tus lágrimas se derraman gota a gota
para confundirse con las olas. Sal con sal.
Anhelante vivo en estos Mediterráneos infinitos.
Estambul, gran bazar.
Mi atormentada piel de pescador ya no me acompaña,
me abandonó por otro cuerpo.
El dolor me viste taciturno
mientras soy consumido por los nobesos.
Inalcanzable tu faz de seda porosa
que alimentaba antes mi alma,
ahora deshidratada.
Hacia el cielo me dirijo desde esta Torre Gálata
con los brazos extendidos
buscando los abrazos perdidos. Pero es inútil.
En pez me voy transformando
peldaño tras peldaño.
Apenas me siento,
solo veo mis heridas descubiertas
difuminándose entre mis escamas.
Otro estado estoy alcanzando.
Insalvable. Mi pena está ya dividida en mil pedazos.
Mi faro se ha apagado huérfano de tequieros.
Y desde este Cuerno de Oro mil pétalos te lanzo.
Espero, mi amada, que el mar te los lleve asidos de mis anhelos,
en sus saladas guirnaldas por un parasiempre arrastradas.
Poema con gran personalidad , como su autora.
Precioso.
Un precioso poema que nos adentra en la geografía del mar Mediterráneo. Muy sentido como todo lo que hace su autora. Estupendo!!
El viaje como búsqueda de uno mismo, el viaje simplemente como el curso mismo de la vida son temas recurrente en la lírica universal.
¿Qué busca el amado?
Cautiverio, cuchilladas, penitente, herida, la negatividad invade el poema, no hay atisbo de esperanza; la transformación es inevitable; «otro estado estoy alcanzando», ¿ha valido de algo el viaje? El mar es el único testigo.
Entre líneas permite al lector adentrarse en un lenguaje intimista con el el mar en un viaje imaginario. Felicitaciones!
Bellísimo poema, y hermoso homenaje al viejo Mar Mediterráneo, que ha visto florecer y declinar diferentes culturas en su seno a lo largo de los siglos. El lector se siente transportado a las lejanas tierras de Alejandría y Estambul, se puede percibir el murmullo de las olas, y el olor a sal…y la profunda melancolía del pescador, huérfano y mendigo de un amor que no volverá…
Sublime.Emocionante.Evocador.
Con estos versos el poeta logra que el lector se asome a un mar tan poètico como nuestro Mediterráneo. Se consigue embarcarlo en un viaje para el que la mejor mochila es la poeticidad que transparenta cada verso, cada imagen.
Con el poema se siente el vaivén de las olas y la sal del agua mediterránea y la brisa que sopla cercana y hasta se siente «inalcanzable tu faz de seda porosa»
La sonrisa inicial con la que inicia uno al poema, disponiéndose a viajar gratis, se transforma en mueca de asombro al dejarse llevar por la contundencia del sentimiento. Poco a poco, lo que parecía un viaje, te ha llevado a tu interior y ves cosas que pensabas olvidadas, sientes cosas que creías superadas… Este poema es una de las pocas llaves que abren mis entrañas.
Fantasticoooooooo!
Es un poema muy sentido. La autora conjuga con suma delicadeza la distancia geográfica con la intimidad del protagonista, cuyo corazón está destrozado por su sino. Durante la lectura el lector es tocado desde los primeros versos por el alma atormentada del pescador. En cuanto al lenguaje que utiliza la autora, me gustaría destacar que a lo largo de estos versos se da la creación de nuevas palabras, las cuales han sido reconstruidas para cobrar un mayor énfasis en este poema, como es el caso de «nobesos» y «parasiempre». El cierre del poema es maravilloso, por ser la pura recreación de la deshumanización que supone la pérdida de toda esperanza.
Blanca
Se oye el mar, se huele la sal marina y se siente la brisa en la piel como si uno fuera el personaje de los poemas.
Este poema es una estupenda recreación geográfico-poètica del maravilloso Mediterráneo. Hay imágenes realmente sugerentes que nos adentran en la belleza y grandeza de este paisaje, tan cargado de historias y de mitos.
Si hubiera que seleccionar un verso, me quedaría con «cada ola es tu recuerdo envuelto en sal»