188- Dolor de sus ancestros. Por Camelia

Dolor de sus ancestros

 

En el secreto dialecto de la náusea
suele uno llevarse una impresión equivocada de la felicidad
mendigar en la cubierta de los barcos
que navegan hacia los polos opuestos de una melodía
concebida por dios en su último dislate;
las vísceras de quien no sabe sufrir así durante años
se agotan al pasar delante de la mujer que ama
se encogen por el frío mientras conduce
en el abismo subterráneo de creer que el amor
funciona igual que una pistola.
Y estos gatillos, los cobardes,
no quieren decir su nombre
ni en la aduana,
se sientan con nosotros en el banco
balancean los pies como aburridos
a esperar la marea se lleve el equipaje,
donde nadie sepa nunca cuántas muertes
caben en una sola valija diplomática,
mientras la náusea bombardea sus vómitos
a quienes quieren granjearse la provocación por las alturas,
antes que el vértigo se haga un buen compadre
y ridiculice hasta el mínimo detalle
la probidad hinchada de nuestras ascensiones.
En el secreto dialecto de vivir asqueado
uno conduce a toda hora paralelo a la muerte
y los anfibios acariciando la ingenua y húmeda
probabilidad de convertirse en hombres
cuando nos visite otra vez el aguacero
y las hembras salgan de sus escondites, bajo tierra,
con los vientres mojados, negándose a tener hijos
a bautizar con falsedades el dolor de sus ancestros.
En el secreto dialecto de vivir
unos se esconden como pueden de las luces
los otros traicionan como pueden a sus hermanos.

 

 

 

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