Poema 30
No me gustan los fusiles
que riegan de lágrima y llanto
las flores cortadas y en corona
en los alcorques de los difuntos
que plantaron.
Me gustan los fusiles
de los niños que vocean
y calan de alegría y juego,
con sus chorricos,
las horas de siesta y horno,
de pavero sobre la cara
y cigarras desgarradas.
¡Que sólo haya munición
para regar las matas!
¡Que sólo haya munición
para matar las siestas!
¡Que no se planten ya más cruces,
que no!
¡Que no se planten ya más viudas,
por Dios!
El deseo de tantos, bien expresado.