Te lo daría todo
El mar con sus arenas te daría,
el cielo con su azul incomparable.
El cofre de un tesoro que ni sueñas,
el corazón te brindo a cada instante.
En ese palpitar risueño lates:
tu nombre, tu existencia, tus detalles.
La sensación de plenitud que en ti me acoge,
la de vacío, si no estás, es consecuente.
Porque aunque sé que volverás
se turba mi ánimo.
Caigo en la sima de una angustia
y, como Ceres,
soy incapaz de ver belleza aun en las flores,
que bien se ocultan sin que yo les dé mi orden.
Yo no soy diosa del Olimpo
ni soy madre
de la raptada Proserpina por Plutón.
Pero ellas saben de mi rapto por Cupido,
huelen mi amor y quieren verlo florecer.
Si un día paso sonriente por su vera
abren sus cálices y soplan de placer.
Entero el mundo vibra, como un arpa
cuando dos seres se aman, aun sin verse.
Cimbrea en ellos la luz de un sol naciente,
convocan ambos los tules de la noche.
Y así, por verte, en esta tarde ausente,
daría ni lo que ni siquiera es mío:
el mar, el cielo, el más preciado cofre,
el corazón, con que te obsequio siempre,
mi cuerpo virgen,
mi alma transparente.
Daría todo.
Daría hasta mi suerte.