193-Rojo. Por Nínive
-Buenas tardes, soy la profesora de Paula, ¿es la casa de sus abuelos?- – Sí, ¿qué pasa?, ¿la niña está bien?, ¿no se habrá puesto malita otra vez?-
-Buenas tardes, soy la profesora de Paula, ¿es la casa de sus abuelos?- – Sí, ¿qué pasa?, ¿la niña está bien?, ¿no se habrá puesto malita otra vez?-
Halló la raíz del conflicto en un documental fechado un siglo y medio atrás. Eugenio Colaiacovo se refugió en la estación espacial Omega XXIII para revisar cada uno de los testimonios audiovisuales que recopiló en sus expediciones.
Se levanta por la mañana, con desilusión. Una vez más. El viejo Cachilo ya se olvidó incluso de su nombre.
Lola sacó el pollo del horno y consultó el reloj de la cocina. Las ocho menos diez, Antonio llegaría a las ocho en punto, siempre era puntual. La cenas de los viernes eran especiales, su marido llegaría cansado del trabajo, hambriento y feliz ante la perspectiva de un fin de semana tranquilo.
Ángeles acompañaba todos los sábados a su abuelo a la sede de la Asociación. Era el único día de la semana que podía hacerlo.
DESCALIFICADO para el premio del público FUERA DE CONCURSO por petición del autor. Con el ceño fruncido, mostraba su disconformidad por lo acontecido unos minutos antes. No le gustaba esperar a nadie y el chirrido de una vieja puerta de madera al abrirse transformó su desairado rostro.