190-Olvídate. Por Praxíteles

         Lola sacó el pollo del horno y consultó el reloj de la cocina. Las ocho menos diez, Antonio llegaría a las ocho en punto, siempre era puntual. La cenas de los viernes eran especiales, su marido llegaría cansado del trabajo, hambriento y feliz ante la perspectiva de un fin de semana tranquilo.

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