61- Hijos. Por Camino a la cima
- 12 octubre, 2012 -
- Relatos -
- Tags : 9 Certamen de Narrativa Breve 2012
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Llevo un buen rato buscando el interruptor para apagar a mis hijos, lo he buscado por todas partes, en la nuca, en la parte superior de la espalda, entre los omoplatos, en la planta de los pies, en el talón, pero por más que busco, no logro encontrarlo. Supongo que si viniesen de China o Taiwán, lo tendrían, pero es que son made in Spain y resulta que no lo llevan incorporado. Es una autentica faena.
Cuando era adolescente y no se veía bien el video en mi casa, lo desarmaba y lo limpiaba con una tarjeta de visita, me lo enseñó un técnico, amigo de la familia. El lo hacía así a la vez que me decía:
–esto no se puede hacer así, tú no lo hagas nunca.
Pero yo, que ya era bastante díscola, hacia básicamente lo que me daba la gana, más o menos como ahora.
Vamos, lo de la tecnología se me daba bastante bien, pero debe de ser que voy perdiendo práctica con los años. Aunque creo que la realidad es otra bien distinta: Atención madres del mundo, no existe, no os molestéis ni perdáis más el tiempo, nuestros hijos no tiene on-off.
En mi casa tengo una escalera impresionante de acero y cristal, una maravilla del diseño, fruto de muchas reflexiones en pareja y del trabajo certero y preciso de los gremios. Mi marido la enseña orgulloso a las visitas y con razón. Pero ayer, a mis lindos retoños, sólo se les ocurrió desnudarse para el baño y antes de meterse en la bañera, plantar sus redondas nalguitas en el cristal de la escalera. Vamos, que básicamente hicieron un “calvo” de los de toda la vida, pero refrotando sus blanduras por el cristal de 10 + 10 de la carísima escalera de diseño de sus padres.
Pero estos hijos míos, si eso no lo han visto nunca, ¿dónde c… lo han aprendido?, será algún gen recesivo que tienen por ahí en su ADN, que les incita al exhibicionismo puro y duro y encima en pareja, ¡lástima de foto!.
Hay cosas de tus hijos que nunca llegas a entender como “el misterio de la hora del ocaso”. Básicamente, les bañas, les das de cenar y empiezas a pensar en ti como adulto y en que en unos minutos tendrás tu propio tiempo, para dedicártelo a ti y a tu pareja o a quien quieras… cuando los niños duerman. Y entonces, ¡Oh horror!, los niños reviven.
Será que les he dado mucho de cenar, será que les he dado poco, o será que las croquetas estimulan las sinapsis neuronales y la glucogenogénesis y les ponen en “marcha”. Eso no lo pone en la bolsa, a ver: ingredientes, calorías, bla, bla, bla, olvidaron escribirlo.
Deberían hacer como en el prospecto de los medicamentos. Efectos secundarios: puede provocar en su hijo reacciones adversas para usted, etc., etc. Aún no se por qué no venden croquetas sedantes en el mercadona, ¡se forrarían!.
De repente, cuando se supone que están más cansados y que se irán a la camita a descansar y dejar descansar a sus agotados progenitores… entonces, empiezan a echar carreras por la casa, a jugar a “papa monstruo”, o a cualquier cosa que no se parezca en absoluto a estar relajado previo al sueño reparador. Que va, gritos, fiesta, que esto parece un encierro de San Fermín y el toro soy yo. Me paso un buen rato detrás de los chiquillos:
– vamos a la cama hijos que mañana hay que jugar mucho
Y ellos, que parece que están pensando “y ahora también mama”.
Después, cuando por fin consigues que se duerman, hora y media después de lo esperado, no te quedan fuerzas para hacer la cena, y te comes las sobras de sus croquetas frías y mordidas y las patatas prefritas con esa textura de chicle chupado. Estás tan cansada, que por no levantarte a por las servilletas, te limpiarías con la manga y si no has cogido el vaso, te bebes el agua lleno de migas de pan que han dejado sobre la mesa.
Finalmente, te vas a la cama casi sin cenar, sin darte el parte con el contrario, sin recoger la cocina, sin desmaquillarte las pestañas y ya de sexo ni hablamos.
Si es que yo a las diez, ya quiero colocar los dos rombos:
-es la hora de los adultos– le digo a mi hija cuando aún anda por ahí pululando, descalza y con los dientes sin lavar. Pero ella, erre que erre:
–cuéntame un cuento, arrópame…
Vamos, ellos no tienen interruptor, pero de fijo que tiene pilas Duracell metidas en algún compartimento secreto de su cuerpecito, a mí no me engañan.
De resultas de tanta energía, mi casa es como la de las caras de Belmez.
Aparecen imágenes en las paredes, en forma de líneas de pinturas, estampas de sus deliciosas manitas y marcas de sus zapatos. Incluso, tengo texturas con relieve, pueden aparecer trozos de galleta o mocos pegados en los lugares más insospechados.
Y eso que mis hijos son muy curiosos, lo llevan en sus genes por parte de padre. Mateo, cuando termina de merendar, levanta las manos como si le apuntasen con un arma y va hacia el baño sin tocar absolutamente nada. Con un poco de práctica se consigue, en serio.
Desde luego, si tener hijos se redujese a esto (y otras maldades infantiles), la especie humana correría un grave riesgo de encontrarse en peligro de extinción. Pero la satisfacción de empezar cada día, viendo sus caritas redondas y suaves, con esa gran sonrisa que te saluda y los ojillos entrecerrados, tomarles entre tus brazos y sentir su calor…
Son tan tiernos que te apetece comértelos, les estrujas y les besas hasta desgastarles, te dan los buenos días, te miran con esos ojos grandes e inocentes y tu alma se llena de luz y piensas “que afortunada soy”, voy a ponerme el mundo por montera.
Tengo tres tesoros en mi hogar, soy absolutamente rica, que digo, soy multimillonaria, soy feliz.
Y pienso ¡vivan mis hijos y la madre que los parió!.
Me he dado un paseo por ese camino tuyo dibujado con letras… Sigue escribiendo, descifrando señales, soltando lastres, aprendiendo a vivir con lo que somos.
Y también a soñar, reír, bailar. Con tus hijos indesenchufables, con tus amigos de letras, con tu gente.
Todos los caminos se cruzan. Espero volver a verte pronto, Sara.
Camino:
Te buscaré donde dices y si no te encuentro lo intentaré por Canal, me ha gustado conocerte.
Os voy a contar un secreto, Camino a la cima soy yo, Sara, una enfermera sentada en una silla de funcionaria, madre de tres hijos en crisis personal constante entre lo que «puedo» y lo que «debo» hacer.
De adolescente ya escribía poesia, pero por avatares del destino, abandonada la adolescencia me acomodé en el letargo del engranaje de la vida encarrilada.
A mis 39 ya pasadillos, he redescubierto, tras una apocalipsis personal, mi faceta de escritora amateur, o como se quiera llamar, porque para esto, SI QUE SOY LIBRE.
Escribo lo que quiero, cuando y como puedo. Disfruto escribiendo, me resulta de lo más adictivo. Es una droga barata la verdad y bastante inocua.
Os invito a comocer mis relatos en elcaminoalacima (buscadme, estoy por ahi)
Un beso desde mi corazón dilatado de madre.
Gracias a tod@s los que habéis leido este relato, a los que lo habéis comentado a los que habéis reido con él.
Cuando lo mandé a concurso, todavía no sabía de la envergadura del mismo (del concurso, claro), y durante un tiempo me arrepentí de no haber enviado otro más elaborado. Algo «mejor».
Pero esa etapa ya pasó porque, yo también me he llevado premio. Me han gustado mucho vuestros comentarios y he pasado muy buenos ratos aqui.
Solamente me da una pena enorme no poder acercarme a la lejana Murcia y conoceros, acompañaros, abrazaros. Las vivencias comunes han sido de lo mas gratificantes.
Y lo sigo pensando, si, que ¡Vivan mis hijos y la madre que los parió!.
Millones de besos…
Camino a la cima:
Me he sentido muy identificada con lo que cuentas: lo he vivido, y lo vivo todavía, aunque estén algo crecidos. Has conseguido que confundiera tu voz con la mía. ¿Era tu experiencia de madre o la mía? O, quizás, la de todas las madres (y padres). De una experiencia particular, haces una experiencia general y,casi, universal. ¿Quién no ha «buscado el interruptor para apagar a sus hijos?» Pero, a pesar de todo esto, sentimos un amor inmenso que nos llena la vida de vida. Enhorabuena, me ha gustado mucho. Uno más a la lista. Suerte.
¿Sabéis lo que pienso?
Que aún no se sabe quien es el ganador/a, pero que aquí hemos ganado TODOS.
Un placer leeros, ha sido un auténtico placer.
Un besazo desde mi corazón dilatado de madre.
¡Por fin te encuentro! no había manera de llegar hasta aquí…te dejé una llamada en La vieja bodega, pero claro, ni la has leído. Quería que te unieras a nosotros en un simulacro de fiesta para decirnos adiós. Esto se acaba. Mira a ver si los críos te dejan un ratito y te pasas por allí. Si no puedes, un abrazo y mis deseos de suerte con el jurado….y ni se te ocurra dejar de escribir. Eres grande
Teniendo en cuenta lo que esconde la vieja bodega, es un honor para mi que te guste mi relato de madre.
Otro abrazo para ti y suerte en esta aventura.
Mis diez estrellas para la madre más maja del certamen. Un abrazo y suerte.
Te prometo no acercarme por tu casa y no robarles el sueño a tus chiquillos.
Como la vida misma, llena de retales hechos de hijos y de llevar adelante el día a día, gracias Marga por tu voto, pero sobretodo por el rato dedicado a la lectura de mi relato.
Todo verdad Sara, a ver si tienes suerte. Yo ya he dejado mi voto
Gracias Soraya por hacer una hueco en tu agenda para leer mi relato y por no perder mi dirección entre los papelotes de tu mesa.
Que chulo y que cierto todo lo que escribes, un beso y suerte, por cierto te he dejado mi voto.
Gracias Marisa, el hecho de que te guste todo lo que escribo, espero que no le quite mérito a tu voto.
Un saludo desde el camino a la cima.
Hola Sara!!
Es muy lindo este artículo, también es muy emocionante, me ha puesto los pelos de gallina mientras iba leyendo. Ojála puedas llegar a la final.
Mucha suerte.
1 besote
Gracias Marlene, espero que hayas disfrutado leyéndolo tanto como yo escribiéndolo.
Uau!! Me he visto reflejada en tus relatos… en las aventuras y desventuras de una madre, mujer, esposa…sobretodo te veo apasionada por tu vida, y eso me encanta! Mucha suerte., te lo mereces! Besos.
Ya te he localizado. Me acordaba de tu relato pero no de tu nombre 🙂 Te he dejado mi voto.
Gracias Henar, eres un sol, una sonrisa bien vale el tiempo invertido en la escritura.
Vivan mis hijos y mis comentaristas. 🙂
Me ha encantado, no he parado de sonreir durante todo el relato.Mucha suerte guapa
Muy bueno. Esta genial como relatas las aventuras y desventuras de una mama en el día a día…
Pues se agradece, Bonsái.
Me alegro de que lo disfrutaras y me siento halagada tras ver tu propio relato.
Otro gran abrazo para ti y suerte.
Camino a la cima:
Aquí he venido otra vez.
Te he dejado un voto con diez estrellas. Me alegró mucho tu relato y no merecía menos.
Un abrazo.
Que digo yo, que para ser el Asesino de Morfeo, tienes bastante sensibilidad.
Estoy de acuerdo contigo, en que debo disfrutar a cada momento de ellos, lo intento la verdad. Les acompaño en su camino a la cima, soy su madre no su dueña.
Y mientras tanto, seguiré escribiendo, sobre ellos, para ellos y para mi misma.
Gracias sinceras por tu sincero comentario.
Pues si, ¡vivan tus hijos y la madre que te parió! me has traído recuerdos de…hace muchos años; no te conozco pero tengo muchas ganas de achucharte y de decirte que, treinta años despues, mis tres lebreles siguen haciendo cosas parecidas, puteándote de vez en cuando y haciendote sonreir las más de las veces.
No es cierto que los hijos, cuando crecen, dejan de dar ésos problemas para dar otros más gordos, por lo menos, en mi caso no ha sido así. Puede que te preocupes por su vida, pero tu no eres ya todo lo importante que eras para ellos durante la niñez y aprendes, con el tiempo, a asumirlo.
No dejes escapar éstos momentos por el cansancio; más tarde los echarás de menos…más o menos a los doce años descubres que has dejado de ser Dios para pasar a ser la policía. Entonces reza para que sus amigos séan de fiar porque te los han robado.
No te importe que tu casa, pintada con un color al aceite se convierta en una con paredes al gotelé,enmarca los calvos de la escalera y riéte, mucho. Te aseguro que, más adelante, evocarás esos momentos como los más hermosos de tu vida.
Y mientras, sigue escribiendo porque lo haces muy bien.
No hay por que darlas, el relato lo merece. Suerte.
Muchas gracias por tu voto, camino de la cima. De bien nacidos es ser agradecidos.
Tú lo sabes bien, Maika, la maternidad tiene luces y sombras. Pero es como todo en la vida, si te quedas con lo bueno y aceptas que lo malo pasará, todo cobra sentido.
Gracias Enrique, la verdad es que a mí me encantó escribirlo.
No importa, dime que si te gusta, con eso me conformo.
Tú si que tienes salero…
Gracias Bonsái, porque mi cerebro es selectivo sólo escribo las cosas buenas.
Un abrazo también para ti.
«Rezuma ternura…», me gusta tu comentario, creo que lo utilizaré para mi próximo relato si me lo dejas.
Muchas gracias amig@ de nombre dificil (Lotte Goodwin).
Gracias Sacha, contar de niños me encanta, la verdad.
Ellos son todo verdad, son sinceros y enteros. Me fascinan los niños, (principalmente los mios). Y me está fascinando escribir también.
Y además es gratis. 🙂
Sort para ti también Lovecraft, me siento halagada por tus palabras.
Gracias Ms Rioja, es lo que tiene tener tres fierecillas en casa, que no tienes tiempo para nada, pero es que escribir no es cualquier cosa, es como una droga.
Gracias Hóskar, ya estoy en ello. Cada día les doy mordisquitos por todo su cuerpo y creo que conseguiré comermelos antes de que cumplan los 18 y tenga que dejarles mi coche.
Hola Lectora, me encanta tu comentario, y rompe el hielo además.
Por supuesto que habrá (hay), más, sólo tienes que buscarlos.
Como me dijo una compañera, con tres hijos, tienes inspiración para largo.
Me ha encantado y me ha dejado como mas tranquila. La ansiedad que me genera, como tu dices, cuando quieres que se duerman porque estas agotada o quieres hacer otra cosa, y no hay forma, es que me desespero. Ahora, por lo menos, se que esos momentos los comparto contigo. Gracias por esta magnifica experiencia.
Besos
Me encanta, es el mejor relato que he leído, muy agudo en las realidades que a todos nos acontecen cada día. Enhorabuena.
por que NO ME DEJA VOTARRRRRRRR ?!?!?!??!?!
olé olé y olé
Un hermoso cuento, tierno y real. Lo sé muy bien. A veces dan ganas de llorar y otras la risa te invade sólo por mirarlos. Lo que yo retiraría las escaleras de cristal y las pondría de madera. Los niños y el cristal son una mala combinación. Siempre se las arreglan para cortarse y no te los comas. Tienes muchos años para disfrutarlos.
Un abrazo.
Rezuma ternura y sentido del humor.
Y no te los comas. Con dieciséis aún se disfrutan. Y hasta ahí puedo leer.
Mucha suerte.
Por fin una de niños de verdad.
Me gustó mucho. Enhorabuena.
Aunque no llegue a la final, ya me siento satisfecha con vuestros comentarios.
Acabo de empezar esta aventura de contar de la vida, todo lleva su tiempo, pero es tiempo bien invertido.
Gracias.
Toda esa retahíla de lamentos, quejas y jeremiadas al final se convierte en un sincero canto a las bondades de la crianza. Te entiendo perfectamente. Yo también pasé por todo eso.
Sort
Recreas muy bien lo agotador que es tener hijos pequeños en casa pero la imensa satisfación que producen también.
Le dirìa a la ‘prota’ de la historia que si le dan ganas de comérselos, que lo haga, porque por experiencia sé que luego se ponen duros y no hay quien les meta el diente. Dan alegrías (cuando aprueban el curso a la tercera, cuando se van de casa, de vacaciones con los primos), pero no compensa, a menos que alguien les encuentre el interruptor o Mercalcampo se decida a la comercialización de las croquetas sedantes. Suerte.
jajajajajajaj que buenooooooo!!!!!
Los niños son para comérselos de peques y de mayor te arrepientes de no habértelos comido.
Es genial este relato, genialll.
Quiero mássss jejejejej
Enhorabuena creo que es uno de los mejores y mas divertidos que he leído hasta hoy mismo, espero, deseo esté en la final.
Lo de suerte es un decir,lleva el triunfo como apéndice.
Buenos días