Insomnio
No duermo, mi mente está lacerada,
quizás por una fragmentación de la realidad,
o por la distorsión de los hechos maquinados por mi infancia,
y convertidos en enemigos acosadores, que no me permiten dormir.
Y pienso, pienso en los recuerdos que almaceno,
en los recuerdos que no sé si me pertenecen,
en ese pasado que al evocarlo se tiñe con distintas tonalidades.
Esos recuerdos que antes eran mis aliados,
argumentos justificadores de mis actos.
Ahora, son mis enemigos. Tienen otro color.
Antes, negros y densos, perturbables, exigían modificaciones.
Creía que si me apoyaba en ellos, si los convertía en mis cayados,
si modificaba mi vida, lograría liberarme.
Pero no resultó así. Hoy, siguen aquí.
Siempre están en mis noches de insomnio.
No son los de antes, o son los mismos, desdibujados.
Ya no sé cuáles son los reales.
Estos me demuestran que los otros fueron alterados,
que los pinté de negro para apoyarme en ellos,
y así surgir de la oscuridad, a la luz.
