Prólogo
Prediqué por el desierto
A los buitres y a los perros,
Y al caer la noche
De la noche más larga
Apuré de una acristalada copa
Una pócima amarga
Que me ofrecía el destino
Vestido de esqueleto
Al instante palidecí:
Me arrepiento de mis faltas
Compensaré mis errores
Alargaré mis paseos
Ya nada entenderé como feo
Siendo que hasta feo es bonito
Cada nueva jornada será
Un espacio abierto al intelecto
Un pasto inmenso con olor a santidad
A incienso, a puro excremento.
Cada noche una espada afilada
Apuntada al corazón
Pendiente de un fino hilo
De saliva sangre y sudor
De savia de mis entrañas
Y es que quiero seguir siendo
Prolongar este momento
Participar de otro intento
Porque aún no es hora
Todavía queda tiempo.
Siendo que la expresión es directa y la ilación del tema es profunda -dramática-, de cambios drásticos, se me antoja como un texto teatral -un poema teatral-.
«De la noche más larga
apuré de una acristalada copa
una pócima amarga
que me ofrecía el destino
vestido de esqueleto»
Esta estrofa -muy buena- es el núcleo de la obra.
Me gusto todo el texto, con la salvedad de una rima asonante -involuntaria imagino- entre los versos doce y trece, y las mayúsculas al inicio de cada verso.
Saludos…