El amor resulta indemostrable en nuestros gestos. Por Emilio Aparicio

El amor resulta indemostrable en nuestros gestos (Tercer Premio)

(Recitado por Nadie-)

 

Hoy me resulta alegre recordarte

al pie de aquel enebro que plantamos,

escribiendo pueril en su corteza

uno de esos mensajes de amor

que acostumbran los jóvenes.

Entonces me produjo rechazo el que rasgaras

aquella piel aún tierna

(creciste en la didáctica del amor a los árboles)

y te recriminé tu acción en contra

de lo que ya supuse habrías aprendido.

Recuerdo que acogiste por sorpresa

el gesto huraño de mi rostro, como

sino entendieras la razón de aquel

enfado por mi parte

-escribo, me dijiste-;

y continuó un silencio a tu respuesta,

la magia sostenida allí en las ramas

que observaba desde lo alto

el vínculo filial de aquella escena.

Y al perderme en tus gestos censuraba

( por instinto de un padre que censura

esa manía de crecer que tienen

las niñas de tu edad)

esos trazos que infringías al enebro,

la herida prematura en su corteza.

Y ahora me resulta equivocado…

Porque no pude ver la intimidad grabada,

la ocasión de madurez en tu escritura;

porque no pude verlo entonces,

ahora me resulta alegre recordarte

al pie de aquel enebro que plantamos.

Tal vez, ahora entienda que el amor escoge

-y no yo-

la superficie y el momento

en que se inscriben sus mensajes.

 

III Certamen Poemas sin Rostro 2007

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