A ver qué novelista que no sea un demagogo o un cretino se resiste a que lo lean más, en lugares donde el libro de papel no llega por diversas razones.
…
En fin. Para redondear lo que quiero contarles, debo añadir que un tío estupendo -de Valencia, me parece- que se llama Enrique y honra El club Dumas usando gentilmente el nick de Corso, montó por su cuenta y con dos o tres amigos, hace un par de años, una página soberbia en la que se ocupa de mis libros, y tiene un correo del lector, y un foro libre de discusión; y el fulano ha conseguido montar una pajarraca extraoficial magnífica, donde amigos a los que no conozco, pero que tienen la gentileza de leer mis libros y mis cosas, como El Conde, Carlota, Celso, El Marino y muchos otros, envían colaboraciones, opinan y, en resumen, intercambian cromos. Y fíjense si será buena la página, que hasta mi editorial, a la hora de hacer la suya -estupenda, las cosas como son-, puso un enlace con ésta para aprovechar todo ese caudal de información. A esa página privada me asomo de vez en cuando a ver por dónde van los tiros, los que me dan leña y los que me defienden. Nunca intervengo, pero observo, me divierto, aprendo, me familiarizo con amigos y adversarios desconocidos. Y así fue durante todo este mes, en que al abrir la página de Enrique encontraba allí todo un foro de mensajes reclamando que alguien piratease El oro del rey y lo pusiera a circular: algunos oponiendo reparos morales y otros diciendo qué carajo, las cosas en la red están para piratearlas, y no estoy dispuesto a soltar quinientas pelas, no ya por la pasta, sino por principios. Por estricta moral de internauta.
Y debo reconocerlo aquí públicamente: asistir a todo ese guirigay, propio de las tabernas de filibusteros de los viejos libros, me ha calentado el corazón. El día que alguien que usa el nick de Pepe dijo «ya lo tengo, aquí lo tenéis», y en el acto recibió una lluvia de peticiones y agradecimientos, sentí el éxito casi como propio. Porque uno cree que todo está ya dicho, escrito y reglamentado, y de pronto resulta que no; que ante cada nuevo desafío surgen en cualquier rincón espíritus libres que se pasan por el forro de los cojones los reglamentos y los copyrights y las estipulaciones de tres euros y letra pequeña. Corsarios resueltos a ir al abordaje de sus sueños. Y lo que es más importante: solidarios, dispuestos a compartir. A ir a la taberna de los Hermanos de la Costa, de los colegas, de los amigos cuyo nombre es sólo un alias en la red, y decirles: aquí está, aquí lo tengo. Aquí lo tenéis. Servíos, y que aproveche. Por eso quiero dar hoy las gracias al pirata Pepe y a los otros: a quienes durante estas semanas habéis hecho saltar mecanismos de seguridad y saqueado las bodegas de esa página alatristesca, por amor a la aventura, por desafío y por generosidad con los camaradas. Los de mi editorial -y algunos libreros- se ciscan en vuestros muertos. Por mi parte, os aseguro que el propio Diego Alatriste habría disfrutado tanto viéndoos hacerlo como he disfrutado yo.
Fuente:XL Semanal. Pincha en este enlace para leer el articulo completo.
Conocer las entrañas de internet es imprescindible para llegar a comprender su enorme potencial de comunicación y las reglas en las que se basa. Me ha encantado este artículo.:) Lo de la estricta moral de internauta tiene su punto. XD
Sí, el artículo está bien, como todos los que escribe Pérez Reverte, pero no puedo evitar preguntarme si no se ciscaría él también en nuestros muertos de no tener tanto tirón de ventas, o si esas descargas no se hicieran desde un sitio donde se le publicita.
El tema repetido en los últimos tiempos requiere más realismo que debates.
Las empresas de comunicación han alentado las descargas gratuitas pues es su un gran negocio.
En su día aprovecharon negocios, en muchos casos oscuros, números 905, 907…. y más cerca los 5xxx de los móviles.
Considero que, nos guste o no, en el ordenamiento jurídico vigente existe el derecho a la propiedad privada que es el fundamento la mayor parte de los estados.
Una de sus formas es la propiedad intelectual, con los derechos y obligaciones que comporta.
Podíamos establecer un relativo paralelismo con el «okupa» de la propiedad inmobiliaria y el pirata de contenidos en la red.
Ambos plenos de argumentos pretenden apropiarse de lo ajeno.
Para que eso sea real solo hay que hacer una cosa: cambiar el ordenamiento jurídico respecto a la propiedad.
Un saludo
Es lamentable el recurrente debate sobre uso de contenidos en la red.
El ordenamiento jurídico de la mayoría de los países defiende la propiedad privada y una de sus manifestaciones es la propiedad intelectual.
Mientras las leyes no se cambien, que puede hacerse con el consenso de una mayoría, toda apropiación indebida es un delito.
Un saludo
Cualquier creador inteligente sabe que no puede prescindir de internet en los tiempos que corren. Paulo Coelho, por ejemplo, pone sus obras gratis en internet, seguramente porque ya ha vendido suficiente y puede permitirse el lujo de regalar. Y para vender hay que interesar o ser muy bueno entre tanta oferta.
Si lo que escribe Pérez Reverte no despertara interés, nadie le haría páginas para debatir sobre su obra, criticarle o defenderle.
Internet no solo publicita, también puede hundirte.
Nadie que yo sepa, está en contra de proteger la propiedad intelectual, pero quiero recordarle lacucebe, que estamos pagando un canon digital equivalente al alquiler de un piso, que muchos nunca usarán, por anticipado, por si acaso y por ley.
Pagamos por el ordenador con el que escribo esto, por el cd donde se graban los videos de nuestros certámenes, por el Pen (Lápiz) dónde llevo los archivos del libro del canal a la imprenta, por el ratón, por todo y los archivos que contienen esos aparatos son creaciones de esta comunidad, es decir propiedad intelectual de los habitantes del canal literatura.
Lo único cierto, ya lo he dicho en otras ocasiones, es que cualquiera que hace un pareado se considera creador, y lo que de verdad cuesta admitir son dos cosas:
1- Que hay creadores que no interesan ni en internet, mucho menos en las librerías. Demasiada mediocridad enfrascada en enormes egos.
2- Que los sabios de la cultura, los que han manejado siempre este cotarro, han perdido el pulpito y no saben como ubicarse.
En definitiva, miedo, desconocimiento y pocas ganas de renovarse. Luchar por anclarse al pasado con esas premisas les lleva sin remedio a dos cosas: la tiranía o la muerte.
Es una opinión nada más. Puede estar equivocada, por supuesto.
Pero es la mia.
Gracias por opinar y por visitarnos.
Un abrazo
La propiedad intelectual valora las autorías que tienen interés público.
Es evidente que lo que yo pueda escribir aun teniendo unos derechos de autoría éstos no gozarían del más mínimo valor pues no interesan a público alguno y aunque estuviera de alta en alguna sociedad de autores no percibiría .
Con mi opinión en ningún momento estoy privando al Señor Coelho a Alejandro Sanz o …. a ejercer su derecho a efectuar con su propiedad (en forma total o parcial) lo que crea oportuno, bien por intereses de mercado o cualquier otro.
Pero creo necesario puntualizar que la remuneración compensatoria por copia privada, o canon por copia privada, es una tasa aplicada a diversos medios de grabación y cuya recaudación reciben los autores, editores, productores y artistas, asociados a alguna entidad privada de gestión de derechos de autor, en compensación por las copias que se hacen de sus trabajos en el ámbito privado.
Este derecho permite, entre otros usos, grabar obras como programas de radio o películas para disfrutar de su uso más tarde, pasar el contenido de discos compactos a un reproductor de audio portátil para escucharlo por la calle o hacer una copia de un DVD para verlo en el automóvil.
La copia privada es un derecho que permite a una persona realizar la copia de una obra para uso privado sin ánimo de lucro.
Cada país legisla sobre las limitaciones de este derecho.
En España para poder efectuarla se exige que la copia sea de una obra ya divulgada, realizada por una persona física para su uso privado, que se haya accedido legalmente a la obra, y que la copia no tenga fines ni colectivos ni lucrativos.
Este no suele ser el caso y puedo garantizarte que en caso de directores de cine de autoría no se cumple y sus obras son colgadas integras sin mediar permiso para ello.
Sin duda lo que digo no deja de ser más que otra opinión.
Se puede decir más alto, brujapiruja, pero no más claro ni mejor. Totalmente de acuerdo contigo.
Lo que me parece magistral es la forma en que Coelho y Pérez Reverte se han subido a la plataforma de Internet, cada uno asumiendo su rol: bondadoso uno, cediendo, pícaro el otro, dejándose «robar»; podrán gustar o no, pero su inteligencia es innegable.
No me extiendo más, sería repetir lo que has expuesto perfectamente.
Un beso 🙂
Bueno, es la primera vez que comento un artículo de Pérez Reverte, seguramente por que no sabía donde los comentaba; hay escritores que solo comentan en sus libros y poniendo el cazo de paso; veo que no se el caso de Arturo.
Como miembro de la SGAE, de la cual apenas cobré casi nunca un duro, el tema de los derechos de autor es algo complicadísimom donde siempre son la misma tuerca quien se lleva el dinero, los mismos nombres y sin tener que justificar practicamente nada; los demás tenemos que justificar todo para cobrar un duro si has estado en una televisión recitando o una canción tuya se ha escuchado de fondo en un teatro…
Hace pocos días, el 3 de Enero precisamente, Clara Sánchez, flamante ganadora del nadal, dijo que el mundo de la literatura era una mierda, que hay un mal rollo que te cagas, que ya no sabia quienes eran sus amigos y enemigos; como vería el percal, que entré y dejé una nota de ánimo como hicieron tres o cuatro personas más. A los tres días, viendo en directo la entrega de premios, veo con asombro que ella es la ganadora. Habla, da el discurso y estaba feliz, pletórica, radiante, encantada con el mundo literario…
Efectivamente, su artículo se dedicaba «Esta vida sigue siendo una mierda», cuanta razón tenías clarita.
Hay mas placer en dar que en recibir…
Yo compro, y regalo… De forma privada, pero a todos y cada uno de los amigos que tengo en el mundo, uno por uno, a través de un cable que hemos tendido entre nosotros (internet). No veo la piratería en esto. Alguien ha pagado al autor por la primera copia, y eso, personalmente, me parece suficiente.
Ahora bien, hay autores huraños y recelosos de sus obras, y otros que obran por amor al arte… Curiosamente las buenas obras no suelen ser las más caras.
Vienen tiempos revueltos para los huraños, buscad un búnker.