Los pozos fríos. Por Juan A. Galisteo Luque

Los pozos fríos

 

Me acerqué por la senda de esos pozos, en calma,
intentando ser justo con mi sed y mi alma,
y al sentir que eran turbios esos pozos de amor,
desdeñé aquellas aguas mezcladas de impureza;
con llanto y desconsuelo, descubrí con tristeza
cómo muere el cariño cuando falta el calor.
*
Me adentré confiado, con exigua experiencia,
sin vanas pretensiones, tal vez con diligencia,
descubriendo de pronto la cruda realidad;
un mundo poseído que, en loca fantasía,
colmaba de pasiones su inmensa egolatría,
más cercana al sofisma que a la cruda verdad.
*
Con grandes ilusiones contemplé las estrellas,
destilando emociones de sus delicias bellas.
¡Qué lejano su brillo! ¡Cuán cercano mi ser!
Desde el balcón de un mundo solo observé mentiras,
ambiciones, recelos, maldiciones e iras,
todas ellas cubriendo las huellas del querer.
*
Me alejé de los pozos, de esos pozos inmundos,
que aún se encuentran abiertos, estrechos y profundos,
entre la senda infame del vivir y el soñar;
crecí con mis anhelos sembrados de añoranzas,
sufrí desilusiones, desdichas y esperanzas,
y, a pesar de lo amargo, nunca dejé de amar.
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Juan A. Galisteo Luque

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