SEMILLAS DE AYER. Por María José Martí (Majomar)

SEMILLAS DE AYER
(Por María José Martí)

Invierno escondió en la niebla secretos inolvidables,
la risa de dos chiquillas jugando por los portales.
Soñábamos una vida muy lejos de nuestros lares,
queríamos ver el mundo y huir por sus anchos mares.

A punto de alma tejías: pronombres —y singulares—,
en punto de cruz principios; y a punto al revés, verdades.
Cosíamos nuestras almas sobre esquelas de pesares,
horizonte de burbujas donde no cabía nadie.

Si sentíamos frío, temblábamos… ¡Y reíamos!
Si llovía… Saltábamos entre los charcos gélidos.

Era otoño y nuestras calles albergaban mil enjambres:
las melias se desnudaban, arbóreas y pertinaces,
sus bayas cubrían el suelo, y cuando al pisarlas crujían
nos parecían castillos de fuegos artificiales.

¿Recuerdas, amiga mía, de los veranos las tardes,
las bicicletas sin frenos, con radios rotos y parches,
y cuando al pueblo subíamos, recaderas de las madres,
a por hilo de coser, pan de horno y vegetales?

SEMILLAS DE AYER

¿Recuerdas los baños de sol, la interminable
invasión de las avispas tenaces,
posándose en nuestra piel para beber con detalle
las frescas gotas de agua contra el fuego de la tarde?

Jugábamos entre arbustos, corríamos en las calles,
seguíamos en la radio Los cuarenta principales.
La vajilla se fregaba en una pileta de piedra,
con el jabón en pastillas y el cloro desinfectante.
Bobi y Cuca —buenos perros— buscaban frescura amable:
tus gatos invadían mi cama, nunca para fastidiarme.

Si hacía calor… cantábamos, ¡y reíamos!
Si llovía… saltábamos entre los charcos gélidos.

Adolescencia de lirios, nacidos en pedregales,
de bulbos semienterrados entre profundos lapiaces:
tú querías comprar la luna: ¡yo huir por sus anchos mares!
Y por la noche contábamos… las estrellas insondables.

Platónicas ilusiones de amores inalcanzables,
poemas de amor perdidos, llevados en los desaires.
¡La cinta transportadora haciendo su cometido,
estirando y estirando, el lazo hasta que se parte!

Hoy, no sé ya si eres tú: si aún tienes tu yo de antes;
aunque recuerdo tu risa, mis postulados tunantes,
tus vaqueros de Caroche y aquellos botines de ante
cruzando en la cuerda floja, tan valientes y arrogantes.

Y aunque nos labre el olvido soltando su red de arrastre,
mecha envuelta en un delirio que prendió para apagarse,
molinero de inocencias: no hay semilla más liviana
que aquella que fue la infancia: la mies irrecuperable…

A mi querida amiga, Paquita Quijana Correas.

 María José Martí 

8 comentarios:

  1. Elena Marqués

    No digas que la infancia es irrecuperable: tú lo has hecho (y otras veces además de esta) inciándonos a saltar sobre los charcos, eludiendo el frío, disfrutando de la lluvia, recorriendo las calles a hacer pequeños recados, recordando a aquella amiga que sigue tan presente como la blanda y perpetua ondulación de las mieses.
    Hermoso poema de amores inalcanzables…

    • MariajoseMarti

      Tengo que llevarte la contraria, Elena, (así divertiremos un poco a los lectores de comentarios). Sí creo yo que es irrecuperable, porque desde luego no volvemos a medir un metro y medio y a pesar veinte kilos ya nunca, nunca, pero nunca jamás… sin embargo, como dices entre líneas de una forma tan inteligente, todos llevamos dentro ese niño que fuimos; y pobre de aquel que no se lo encuentre por ninguna parte, que habría que ayudarle a encontrarlo.
      Es cosa de ilusión, de compartir e ilusionarse también con los demás, y de eso tú sabes mucho.

  2. Si yo fuese Paquita Quijana Correas estara tremendamente emocionada con este regalo. Es muy hermoso Majomar este poema; me ha hecho cerrar los ojos y rememorar.

    Un abrazo.

    • MariajoseMarti

      Es bueno rememorar de cuando en cuando, especialmente a quienes nos aportan cosas buenas a lo largo de la vida, pese a que el tiempo y la propia vida nos lleven por caminos diferentes. Muchas gracias por tu cálido y amable comentario. Un beso, Amelia.

  3. Si yo fuese Paquita Quijana Correas estaría tremendamente emocionada con este regalo. Es muy hermoso Majomar este poema; me ha hecho cerrar los ojos y rememorar.

    Un abrazo.

  4. Yo soy Paquita Quijana, y claro que estoy tremendamente emocionada, porque este poema llevaba muchos años sin salir a la luz. Es uno, por no decir, el mejor regalo de mi vida.
    María José lo sabe, al igual que sabe, que estoy pasando por uno de los momentos más tristes de mi vida, que de alguna manera empañan mi emoción.
    Ella lo sabe.
    Gracias de todo corazón.

    • Un abrazo Paqui y ánimo!!

    • MariajoseMarti

      Lo sé Paqui. Y te lo ofrezco con el cariño con que te guardé en mi recuerdo, donde también están las personas de tu familia que tan afectuosamente me trataron: tus padres, tus hermanas, tu cuñado, hasta tus gatos y tus perros, con quienes pasé muy buenos momentos en aquellos veranos . Esta es mi manera de decírtelo. Para ti y para ellos:gracias.

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