11-Prominentemente prominente. Por LLionatan

No pienso escribiros. En serio, me niego a escribir. Sois el mal de mis letras. O de mis pensamientos, ya ni lo recuerdo. Abuso de las comas, ¿y qué? ¿acaso bukowski no abusaba de la anarquía?. ¿Qué debo aprender a expresarme mejor? Claro, y me lo dices tú, amigo. Tú, que me condicionas por dinero. Tú, que aun habiendo renegado de la lírica me apabullas con la prosa. Créeme, no eres nada, un vulgar refugio que el olvido desmorona.

 

¿Qué quién soy yo? Un idiota, un simple idiota. El mundo está lleno de idiotas, pero yo sé que lo soy. Yo me distingo del resto. Yo asumo mi derrota, y a la vez proyecto mi prepotencia contra ti. Prepotencia tan fuerte que podría derrumbar los cimientos de la verdad. O tal vez no. Quizás no. Seguramente no, creo. Estoy seguro, no, no podría derribar esos cimientos.

 

¿Y quién eres tú? ¿crees conocerme por como escribo? ¿crees acaso que la luna y el sol no son compatibles? ¿piensas que el mar tiene un extraño olor a derrota y decadencia? ¿Qué tengo faltas ortográficas? ¿y qué? ¿luchas contra mi autoestima? Es una batalla que ya tienes perdida. ¿pensáis que podéis ir fabricando teorías sobre las ideas transmitidas por los escritores? ¿os creéis con derecho? Pues claro que lo tenéis, o eso creo.

 

Nos estamos volviendo todos locos. Jaja, todo por dinero, qué irónico. ¿Eso nos mueve? ¿nos mueve el dinero? ¿el dinero tiene el poder de mantenernos al acecho? El dinero no puede hacer eso. Un dios, y sólo uno. Nos mueve, juega con nosotros, y nos deja en el punto exacto de no retorno, en aquel lugar donde al dar un paso a la izquierda, todo cambie. Un paso a la derecha, y todo cambie. Y un paso hacia atrás y todo cambie. Uno adelante, y todo cambie.

 

¿Me leéis? ¿estáis ahí? Entendedme. La crisis está haciendo mella en los bolsillos. Yo, que no tengo nada, sólo puedo perder la voluntad. Voluntad que perdería por recuperar mi reino. Por recuperar mi trono. Mi báculo, mis posesiones, mi todo. ¿Qué nunca he tenido nada? Sí, vale, soy consecuente con ello. ¿Qué nunca he deseado nada? Nunca es tarde. ¿Qué he pasado de ser un joven intenso a un joven igual de intenso? Vaya cambio, el tiempo no pasa en balde.

 

Y a cada línea me hieres.

Y a cada línea me escuchas.

 

Muchas veces, cuando paseo mi orgullosa obesidad por las calles, me doy cuenta de lo despistado que es el mundo. Parece que se haya olvidado de algo, y muy probablemente ese algo sea yo. Me han olvidado en la estación del dinamismo, de la radicalidad, de la perseverancia. ¿Perseverante yo? Mucho. Soy capaz de comer aun no teniendo hambre. Pecado capital dicen algunas, ja, me provoca hilaridad. Utilizo hilaridad para parecer un erudito, o al menos, mostrar por la ventana algo de cultura.

 

Y suspirando provoco.

Y mientras lastimo, hayo.

 

Pues eso, que no pienso escribiros.

5 comentarios

  1. ¿Lo de poner «hayo» con «y» en vez de «ll» ha sido un desliz o un intento de provocación?

  2. Y suscitar la duda es un acto de petulancia o un intento de provocación?

    La verdad que no recuerdo. Creo que soy un analfabeto.

  3. En fin… A mi modo de ver, sin entrar en consideraciones gramaticales o estructurales, esto no es un relato, sino un simple desahogo emocional bastante inconexo. He tenido la sensación, tras leerlo, de que el autor se había bebido media botella de whisky y le había dado la resaca «vengativa».
    Por supuesto puedo estar equivocado, así que adelante y suerte.

  4. Intenso y provocador. Irónico, inteligente. Políticamente incorrecto. Y el relato, también. Mucha suerte,

  5. A mí también me ha parecido un desahogo emocional o ganas de «apantallar» como decimos aquí en México. De todos modos se agradece el trabajo de LLionatan.
    Lo de Hayo si me chirrió fuertemente.

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