161-La ingravidez de los héroes. Por Puzzle

   Los soldados esperan la señal con la respiración ansiosa. La noche y la tormenta de agua que golpea sobre sus cascos metálicos les impiden ver con claridad el entorno. El corazón late de prisa, palpita y resuena con violencia en sus cabezas. La sangre bulle, fluye veloz a través de unas venas hinchadas. Los músculos contraídos como rocas, las manos aferradas a su arma. El terror grita silencioso en sus rostros pálidos de mirada impaciente. –Adelante- Grita Marcus con el rifle en alto rompiendo el silencio de la noche. A todos les suena a despedida, pero saltan de su posición, toda la tensión contenida estalla en un grito de guerra o de miedo y avanzan. Avanzan hacia la oscuridad entre balas silbantes en el aire, serpientes luminosas que zigzaguean. Salen como animales de sus madrigueras, corren inconscientes bajo la lluvia como insectos amenazados entre el fuego cruzado del enemigo. Sus cuerpos se desplazan torpes, como en una pesadilla, entre el barro que engulle sus botas gastadas y los cuerpos heridos de quienes son alcanzados. El agua, las balas, los gritos les dejan sin mirada, tan solo avanzan hacia una nueva posición, pisando cuerpos, saltando alambradas, siempre en dirección a unas luces hostiles en el horizonte. La muerte huele, huele a tierra húmeda, fuego, pólvora y metralla quemada. Hombres que corren sin nombre encomendados a su suerte, sin prestar atención al obús indiscriminado que explota a su lado, o al grito partido que se difumina en la noche. Corren despavoridos, como si escaparan en lugar de avanzar, son héroes que huyen de la muerte, huyen de ese impacto seco que les derribaría sobre la tierra, esos impactos que van sembrando el campo de batalla de héroes, héroes imberbes vencidos antes de regresar a casa.  

   Algunos han alcanzado un destino propicio para detener la marcha, una trinchera que el enemigo abandonó en su retirada. El fuego se calma. Extenuados se dejan caer sobre las paredes de tierra húmeda bajo una noche cerrada y lluviosa. Sus cuerpos son una mezcla de sudor, sangre, y barro, sus caras están descompuestas por la respiración entrecortada que se escapa entre sus labios, los ojos cerrados como mirando muy dentro, y una película de agua que les recorre el rostro hasta gotear pausadamente desde la barbilla. No hay medicinas ni víveres, y el tiempo hace días que se detuvo. Tan solo queda esperar a mañana y volver a avanzar, volver a correr entre la oscuridad de la noche y las balas, y sortear a la muerte un día más. Son héroes aunque no lo deseen, héroes hambrientos y debilitados, héroes con pies de barro.

   La luz temprana y brillante del alba les despierta. El día ha amanecido claro y luminoso. El oficial de mayor rango comienza el recuento. Nombra en alto a sus hombres. Sus voces como si se escaparan del propio aire se escuchan desde diferentes lugares. El oficial repite algunos nombres con insistencia, pero ya no responde Marcus, ni Alan, ni Jan, ni muchos más, y un silencio pesado cae ante cada respuesta que no llega. No hay lágrimas, sus emociones están secas, llevan dos semanas perdiendo compañeros. Las bajas diaria se ha convertido en una rutina con la que convivir entre la lluvia, el frío, la artillería del enemigo y el miedo.

   Mantienen su posición durante el día, esperando la noche, esperando a la muerte. Algunos hablan con ellos mismos, con una foto, una carta, o con un recuerdo, como conociéndose, como recordándose, que lejos quedan los cercanos días de la universidad, los atardeceres en la colina, la reuniones familiares de Navidad, los besos en el puerto. Otros gritan de dolor por un miembro herido y sangrante, o de horror por un alma suicidada. Antes de caer del todo el sol llega un comunicado. El oficial de mayor rango va a informar al resto, pero su rostro se torna pálido antes de hacerlo. Deja caer el papel sobre la tierra mojada, y se deja caer él mismo, como si al fin esa bala que tenía reservada le hubiera impactado sobre su pecho. Otro soldado próximo a él recoge el papel. El comandante en jefe del estado mayor informa que la guerra ha finalizado, se ha firmado una paz beneficiosa para todos, les da la enhorabuena a todo el regimiento, que recibirá la condecoración merecida por su esfuerzo encomiable en el frente. El comunicado está fechado cuatro días atrás.     

4 comentarios

  1. Una narración vivida y ágil, y un título precioso.

    Suerte.

  2. No entiendo la reacción final del oficial (abatido porque se ha terminado la guerra?), pero en cualquier caso, hay un 80% de descripción y un 20% de suceso. Algo que estoy encontrando con frecuencia, y que debería ser al contrario en relatos tan cortos.

  3. HÓSKAR WILD

    Genial alegato antibelicista al que me uno sin más. No a las guerras; no a las armas; no a los que nos empujan hacia el desastre; no a los iluminados; no a los que envían nuetros hijos a morir. No queremos ser héroes de este tipo. No sé si queda claro…… Mucha suerte.

  4. La guerra llega rápido, la paz se tarda un poco más, es lenta, muy lenta. Te felicito Puzzle muy bueno tu relato

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