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(Recitado por Clips)
Poetas y rapsodas,
dejad tallar sus joyas al orfebre,
dejad tranquilos astros y cometas.
¡Al barro, al barro, siempre!
Mirad el tronco centenario del olivo,
cómo en acuíferos ocultos bebe,
rugoso y agrietado,
el óleo que será mañana aceite.
No inventéis los colores,
que en la naturaleza resplandecen.
.
El rosa de la rosa,
el blanco de la nieve,
el rojo de la sangre,
el negro, en las entrañas de la muerte;
no creéis sensaciones
que al mundo el Creador donó con creces;
tesón el de las piedras,
calor el de la fiebre,
silencio el de las tumbas,
rumor no hay más locuaz que el de las fuentes;
liviandad la del pájaro,
fluidez la de los peces,
dolor más verdadero el de la madre
si un hijo se le muere;
el temblor en los juncos,
la astucia en las serpientes,
lujuria, la que exhalan los cerezos
cuando en abril florecen;
pureza la del lirio
ternura cuando un hombre a un niño mece…
.
En su fervor piadoso por los hombres,
¿quién puede superar a los cipreses,
cuyas raíces besan sus cerebros
haciéndoles cosquillas en las sienes?
I Certamen Poemas sin Rostro 2005