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(Recitado por Manndy)
Así voy convocada, sin remedio,
hasta alcanzar mi sombra de extranjera en la niebla.
“Repetición del sueño”
Olga Orozco
¿Qué padre de vosotros si su hijo le pide pan, le dará una piedra?
San Lucas 11.11
No me has dado ninguna señal o al menos me has privado de discernimiento.
La bienaventurada que “encuentra todos los días cartas de Dios en la calle” no soy yo.
Toda la vida no has sido más que elucubraciones, mi deseo obstinado de que seas.
He cascado mis dientes, hecho trizas mis entrañas,
contra toda evidencia me he dicho que es pan esto que sangra mis encías.
Día a día, hora a hora, he roído las piedras que me arrojas
y procurando amarte he puesto mi corazón en el altar del sacrificio.
En las horas de desarraigo he vuelto todo puñal contra mí
y mi ignorancia la he usado a tu favor.
Sin acusarte nunca de sordera he gritado hasta quedar afónica
y una vez más, solícita, me he dicho que soy yo quien no escucha.
Inaudible es para Ti mi voz, jerigonza de un alma en duermevela
golpeando a la puerta cerrada de tu Casa.
Cautelosa ya hacia el final, con los nudillos rotos
he aprendido a no pedirte nada
no sea que ignorando el cómo hacerlo
sea aún más dura la piedra que me arrojas.
Te he pedido creer y he comprobado que eliges minucioso a tus amantes.
Ahora viene la muerte y estoy sola, y ni siquiera en ella habrá reposo.
Apenas una tregua entre dos sueños
una tregua todavía peor
en la que más valdría estar viva.
Me has dado a apacentar un rebaño de lobos.
El truhán tiene más paz que yo.
¿De qué promesa hablas?
¿Con cuál reposo engañas?
Te he buscado en el envés de los espejos
en donde sólo hallé las huellas de mí misma.
Crucificada de la duda a la duda
sin comprender jamás cómo fue que pedí abandonar la nada
me he levantado al fin contra Ti.
Soy yo quien pide cuentas.
En el intervalo entre dos olvidos me detendré un instante a preguntarte
y me condenará tu celo por hacerlo, mi osadía será usada en mi contra.
Estoy cansada de seguir tu juego.
No has dado otra respuesta que mis dudas
ni más consuelo que el absurdo donde no importa, al fin, a qué jugamos
siempre pierdo.
Toda la vida me has mirado de soslayo.
¿Qué crimen cometí, qué blasfemias dije?
¿Seré acaso peor que el centurión
aquél pobre infeliz que traspasó de lanza Su costado?
¿Qué la higuera sin frutos?
¿Qué el árbol que se prestó a Madero?
Por todo esto que digo ¿me borrará tu diestra con el dorso?
¿Me negarás para siempre reposo?
¡Acaso sea ya demasiada piedad que me devuelvas a la nada!
Has querido que esté aquí donde nada comprendo
entre jirones de niebla
tanteando el espacio infinito de tu ausencia
amurallada al dolor desde el primer vagido
tan huérfana como si hubiera nacido de mí misma.
Entonces ya no tomo la piedra por pan
ni clamo que me permitas amarte
ni me empeño en congraciarme contigo
ni tengo otra cosa que este miedo, este vacío
la aceptación amarga de saber que no era para mí tu puerta
y sin saber siquiera por qué la puerta, por qué yo.
Supremo absurdo de haberme dado apenas la conciencia
de que tu Reino no es para mí.
III Certamen Poemas sin Rostro 2007
Buenos días, soy Silvia Dioverti, gracias por la publicación de mi poema en este espacio. Debo aclarar, sin embargo, que el título del mismo es «Extranjera en la niebla», tomado del poema de Gloria Orozco uno de cuyos versos coloco como epígrafe. «Un testigo fugaz y disfrazado» (que es el título de un poemario de Severo Sarduy) fue el seudónimo con que lo presenté al concurso «Poemas sin rostro». Así aparece en vuestra publicación de octubre 2008 que me habéis enviado y que conservo con amoroso cuidado.
Muchas gracias.
SD
Así es Silvia, hemos cambiado el título y actualizado el audio. Queremos conservar todo lo que nos habéis dejado en estas páginas tan hermoso o mejor que el día que se publicó. Pero los formatos cambian tanto… Espero que puedas escucharlo ahora.
Gracias por advertirnos.
Abrazos