(Recitado por Trini Fuentes)
Está, de soledad, convaleciente
mi boca en la salina ficción de tu regazo,
y un silencio
bebiéndome la sed que, a borbotones,
me endeuda a tu cintura onírica y basáltica,
soñándome costumbre
de esa ecuación de mar transgresora de espumas
que es tu piel delirante.
Tu torso, extemporáneo,
cosido a una mitad de fémina imposible,
me esquiva en desmemoria salival contigo,
huyéndome del cielo de tu cielo a escondidas
por las celosas algas que hirieron cuanto amamos.
Del abismo versátil
de tus labios de pez con polisón de escamas,
a los míos humanos, vulgares y egocéntricos
urde un hilo la vida con rueca de impostora
cuando, al bies de los años,
nos arrumbe a una playa de hipocampos insípidos.
Allí donde las olas
gimen conchas de luto
y, entre erizos de niebla,
nos vertebran el alma un millar de cipreses,
late un faro invisible de tu nombre a mi nombre,
de mi mundo a tu mundo,
alumbrando, entre orillas,
esta mar que perfuma de gaviotas tu cántico.
Sirena como tú,
náufraga emoción de pisciformes sueños;
daga o labio tu aleta
juega en brinco caudal por las mareas circes
y me descubre -torpe e improvisado anfibio-
con mis ganas de ti alimentándome.
Que aunque por hombre oculte mi luna sedentaria
a tu adicción viajera,
me consuelo acechando tus zambullidas noches
alunadas de estrellas, herrumbres y sargazos;
aprendiendo, de oído,
que es mi vida un desierto sin tu verdad ficticia
y que, si no existieras,
soy capaz de inundar
de azul el mar azul…,
hasta inventarte.
V Certamen «Poemas sin Rostro» 2009-2010