(Recitado por Pilar Pecci)
Quiero disolverme en agua como algunos polvos
o como las cenizas se diluyen en el tiempo.
Una tráquea me conduce a lugares oscuros
y a dolores inexplorados.
Todo pasará,
al igual que el hambre reprimida
se acaba olvidando de que existe.
Nuestros órganos se cierran a veces
pillándonos los dedos
o algún pulmón malhumorado
y ahumado
por el tabaco del silencio.
Y me cuesta respirar a la vez que pienso,
como si tuviera que elegir entre una u otra impertinencia.
Me organizo los brazos
para abrirme paso por este cuerpo.
Me organizo los abrazos
para que me duren hasta el final de la noche.
Estas vacaciones de alma me están dejando vacía
y empotrada en una sombra a ras de suelo.
De nieve estaban hechos tus cabellos de muñeco.
Yo soy un futuro de raíces espigadas.
Cuando se ponga el sol ya no quedará nada.
Una cosecha muerta en tu garganta
mientras me trago tus ojos verdes.
En esta ópera de circunstancias
narradas en verso como una epopeya,
mi circulación se obtura con palabras malsonantes
que no consigo transformar en sangre limpia.
Voy a ser donante de risas,
ahora que sé que te hago tanta gracia.
Bórrame sin miedo,
que apenas dejo rastro.
V Certamen «Poemas sin Rostro» 2009-2010