Adriana Florez es médico, latinx y perteneciente al colectivo BIPOC. Estas dos últimas razones han hecho que, en muchas ocasiones, dentro de la consulta, haya sentido discriminación y xenofobia por parte de sus pacientes. Ahora, ha preparado un libro y todo un proyecto como profesional de la salud y como ser humano para quienes sufren o perpetran estos comportamientos.
«Cuando eres inmigrante tu vínculo a la sanidad depende de tu trabajo»
Adriana, tienes una dura tarea por delante, la primera de ella es ayudarnos a entender qué significa realmente cada término. Hemos oído hablar muchas veces de discriminación y xenofobia, por ejemplo, pero ¿son lo mismo?
La discriminación es el trato diferente a una persona o colectivo por una característica propia de la persona, ya sea el género, la religión, la identidad sexual o la raza. La xenofobia es una clase de discriminación, que consiste en el rechazo a las personas que provienen de un país distinto al que viven por lo tanto una comprende a la otra.
Sé que en tus estudios que pronto verán la luz, hablas también de identidad cultural. ¿Es la causa de todos nuestros males?
La identidad cultural es un bien y no un problema, el conflicto radica en el miedo a que la identidad de los demás opaque la nuestra. Si fuéramos capaces de respetar la identidad cultural de los demás podríamos vivir en una sociedad enriquecida por la diversidad.
¿A cuántos niveles te has sentido personalmente rechazada por la sociedad y cuáles crees que son las razones?
Creo que a todos los niveles: personal, profesional, social y político. Pero los que más duelen son los personales, los de aquellas personas que considerabas cercanas, pero que al tocar el tema del racismo no consiguen posicionarse, porque conservan conductas y valores que están fundamentados en la supremacía blanca y el colonialismo.
¿Y en la consulta? ¿Es difícil ser inmigrante y médico en España?
No puedo hablar por toda España, solo puedo hablar por mi experiencia en el lugar donde trabajo. La mayoría de las personas son respetuosas y amables, pero cada rebaño tiene su oveja negra y como en la medicina es importante la confianza médico/paciente vemos con más frecuencia este tipo eventos, pues no puedes confiar en el criterio médico de una persona de la que desconfías solo por el hecho de ser extranjera. Eso hace que haya una barrera más añadida al proceso de crear confianza. Además, le tengo que sumar el hecho de ser mujer y joven.
El que pronto será tu libro, titulado «Sobrevivir a la xenofobia», ¿qué tipo de tratamiento tiene? ¿Es un libro de autoayuda? ¿Es un ensayo? ¿Trata cuestiones políticas y de estructura social de forma más detallada? ¿Cómo lo definirías?
Para mí es un libro de crecimiento personal, comparto anécdotas personales para habilitar un espacio de reconocimiento que les permita a otros aceptar que tienen un problema y necesitan ayuda. El libro también proporciona ejercicio para acompañar en los primeros pasos hacia el camino de sanar. No hay atajos, pero por algún sitio hay que empezar porque si no la discriminación se convierte en el eje que controla nuestras vidas.
Independientemente de que se trate en tu libro o no, ¿qué crees que se podría hacer desde la política para luchar contra la discriminación?
Creo que se puede hacer mucho desde la legislación, aunque no puedes obligar a las personas a cambiar la forma como piensan, puedes generar políticas sociales inclusivas que den paso a reducir la discriminación a nivel estructural que es la más difícil de combatir.
Mientras charlo contigo pienso que «Sobrevivir a la xenofobia» puede ser un libro muy interesante para trabajar con él en institutos, por ejemplo. Si solo pudieras enseñarles una cosa a los jóvenes en contra de la discriminación, ¿qué sería?
¡Eres perfecto tal y como eres! Si pudiéramos hacer entender a los jóvenes que no necesitamos cambiar quienes somos para ser aceptados y para que nos quieran, tendríamos una sociedad más feliz y seguramente más equilibrada. Una de las clases de discriminación más habituales en la etapa del instituto es el bullying. Tiene cabida porque la adolescencia es una etapa en la que se está estructurando la personalidad y el que los agrede lo hace enfocándose en las propias inseguridades del agredido haciendo que su autoestima flaquee. La aceptación de los caracteres propios es fundamental para poder enfrentarse a la crítica, más aún si es una crítica destructiva, pero cuando aún no sabemos bien quienes somos y no hemos aprendido a amarnos a nosotros mismos puede causar heridas muy profundas.
Y, como médico, si me permites, me gustaría hacerte una pregunta un tanto polémica. ¿Sientes que se da más prioridad en, por ejemplo, urgencias, a residentes españoles (o de una comunidad autónoma específica) antes que a inmigrantes?
No, yo formo parte del sistema de sanidad pública y cuando estás en igualdad de garantías tienes acceso a los mismos servicios que un nacional. La prioridad de atención siempre radica en la gravedad de la patología. Sin embargo, la diferenciación puede deberse a que no todos tenemos el mismo acceso a la sanidad. Me explico, cuando eres inmigrante tu vínculo a la sanidad depende de tu trabajo, si no cotizas solo tienes acceso a la atención urgente, no tienes derecho a un médico de cabecera o a estudios complementarios programados. Incluso cuando empiezas a cotizar solo puedes acceder a estos servicios después de llevar seis meses cotizando.
¿Tienes alguna editorial en mente para publicar tu libro?
Me encantaría ver publicado mi libro en una editorial que permita que su difusión sea masiva para que pueda llegar al máximo de personas que puedan verse beneficiados del mismo.