A chirlazo limpio. Por Ana M.ª Tomás

Estoy hasta el mismísimo moño de lo «políticamente correcto»: que si no critiques el lenguaje de niños y niñas, estudiantes y «estudiantas», miembros y «miembras», etc. porque te van a tachar de sexista, aunque tengas que tragarte patada tras patada a la gramática y al diccionario; que si no está bien hablar de que hay parados que le huyen al trabajo como Drácula a los ajos… porque «toooodo» el que no trabaja es porque no puede —¿Seguro? ¿Meterían ustedes la mano en el fuego por esa afirmación?—; que si no se te ocurra defender que unos padres propinen un cachete a su hijo para reprobarle una acción determinada… porque eso es siempre, siempre, maltrato físico y el mal padre que ose semejante cosa puede acabar entre rejas en un pis pas… ¡Hasta el moño y más arriba! Porque bajo esas palabricas: «políticamente» y «correcto», perífrasis que para algunos políticos viene a ser como «agua-aceite», no se esconde, no, al menos siempre, una actitud más respetuosa y cívica, sino una ignorancia supina como en el caso de la mala utilización del lenguaje, una hipocresía de narices para nominar a gandules recalcitrantes y una pérdida de libertades de «cajón» (con o de Oviedo) de boticario para ejercer determinados derechos como la paternidad responsable. ¡Hala, hala…!, ya tengo a la mitad del personal rebotado juzgándome como si fuera una intransigente, sexista y torturadora de niños.Madre coraje -A chirlazo limpio

Y… ¿saben qué? Cuando, hace unos días, las pantallas televisivas se llenaron con la imagen de una madre americana sacando a su hijo de una manifestación a chirlazo limpio, me puse en pie y la aplaudí. Así que, si ustedes consideran que tengo actitudes (cosa bien distinta a ser) políticamente incorrectas… no tengo nada que decir en mi defesa porque creo que esa corriente de disimulo, esa pose de cobardía mantenida no hace ningún bien al organismo cuando no es sentida desde las tripas. ¿De verdad consideran ustedes que esa madre norteamericana actuó de manera políticamente incorrecta al sacar a su hijo adolescente de una manifestación en la que nadie le garantizaba que no acabara muerto como otros muchos chicos que se enfrentan a la policía de allí? A esa mujer a la que rápidamente se la ha calificado como «madre coraje», ¿creen ustedes que se le pasó por la cabeza pensar si era o no políticamente correcto proteger a su hijo de esa manera? Claro que no. No se le pasó por la mente, ni por el corazón, ni por el forro de los ovarios, ni por un momento, que con esa actitud no sólo ponía en ridículo al chaval frente a sus compañeros, sino que ella misma se ponía en evidencia ante los ojos del mundo, que, sorprendentemente, no la ha juzgado con la crueldad que suele hacer en esas ocasiones. No quiero imaginar qué habría ocurrido de haber sido en la Puerta del Sol. Vamos, no le habría dado tiempo a sacar al nene de la marabunta antes de ser reducida y conducida a comisaría. Y el apelativo de «coraje», es decir: arrojo, bravura, valentía, hubiera sido rebajado, con toda seguridad, a «corajina»; o sea: rabia, cólera, violencia.

Hoy, víspera de ese día en donde se celebra de manera especial el amor incondicional de una madre, creo que esa imagen vale más que mil palabras que puedan describirlo, porque a esa mujer sólo la movía el poner a su hijo a salvo, de la manera más rápida y disuasoria. ¿Suelen ustedes ver los documentales de naturaleza? ¿Han visto alguna vez cómo parece que las madres actúan con sus crías con cierta crueldad? Cuando, en realidad, lo que están haciendo es protegiéndoles la vida: los empujan desde los desfiladeros para obligarlos a volar, para «demostrarles» que pueden hacerlo. O cuando recién nacidos les muerden y les impelen a correr aunque apenas pueden ponerse en pie porque saben que sólo así aprenderán a ponerse a salvo de los depredadores. El ser humano, con toda su carga de civilización y enterrado en sus modales… adecuados a lo que los demás esperan de ellos en cada momento, algunas veces, y sólo algunas, es capaz de escuchar la voz de la Natutaleza que le apremia a poner a sus cachorros a salvo a cualquier precio y de cualquier modo aunque eso suponga pasarse los modales «políticamente correctos» por el forro de los tegumentos.

 Ana M.ª Tomás 

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2 comentarios:

  1. Antonio Marchal-Sabater

    ¡No sabes cuánta razón tienes! Completamente de acuerdo contigo.

  2. Elena Marqués

    «Políticamente correcta» es ya una expresión «políticamente correcta». Implica falsedad, un sobresfuerzo. Algo postizo.
    Hoy celebramos el día de todas las madres. Nos habrán traído regalos, seguro, con intención de hacernos felices. Cuánto más nos gustaría habernos ahorrado poner el desayuno, recoger la cocina, barrer, poner la lavadora. Pero en eso las «miembras» no tenemos nada que hacer: seguiremos barriendo y tendiendo mientras los demás se dedican a sus cosas.
    Es evidente que, en algunas cuestiones de educación, vamos para atrás, no nos esmeramos demasiado. El excesivo control de los hijos está mal visto.
    A mi hija la dejo llegar más tarde de la cuenta porque todas sus amigas llegan más tarde de la cuenta. Si intento hablarlo con sus madres, la respuesta es: «Que disfruten». Y por supuesto que quiero que disfruten, pero hay más cosas para hacerlo: el cine, la lectura, los museos, los viajes. No todo es beber y bailar. Digo yo.
    (Perdón, pero me he ido por las ramas.)
    Un beso a todas las madres. Nadie dijo que fuera fácil.

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