Consecuencias.
El espejo le devolvió la imagen de un espectro. La noche pasaba factura…; aunque mereció la pena. Nunca ninguna mujer le propuso la última copa en el cementerio. Tuvo su morbo saltar la tapia, retozar entre lápidas, esquivar al guarda y la multa consiguiente. Inmerso en su papel de juez, repasaba mentalmente el caso de malversación de fondos. ¡Y qué fondos! Importantes personajes en una trama cuyos tentáculos rozaban la cúspide del poder. Una voz familiar le sacó de su ensimismamiento. Atónito, se preguntó que haría ella allí. -Hola, querido. ¿Os conocéis, no? Es mi hermano. -Pero si está imputado…-acertó a balbucear. -Lo sé, lo sé. Y además es un brillante fotógrafo. Mira lo que consiguió anoche. ¡Y en un cementerio! En fin, no sé si en estas circunstancias tendrás jurisdicción. O quizás sí…
Lola Sánchez Lázaro Carrasco
Microrrelato seleccionado en el Certamen de Abogados -noviembre 2009
El desván de la memoria