Normas del entorno virtual. Por Brujapiruja

Mi experiencia personal en la red parte del año 1997 cuando comencé a entrar en contacto con grupos de webmasters y diseñadores gráficos que aprendíamos unos de otros de forma espontánea en la más antigua red de conversación en tiempo real (IRC-Hispano).

Más tarde, en torno a un grupo de escritores noveles que expresaban de forma reiterada su frustración por no poder ver publicados sus escritos, surgió Canal Literatura en el año 2000. Esta comunidad, que después de doce años sigue activa y creciendo, se basa fundamentalmente en el trabajo colaborativo de muchas personas repartidas por todo el mundo que, aportando su experiencia o su capacidad de gestión y permanentemente conectadas en red, trabajan por un objetivo común que las une, ilusiona y cohesiona, formando un equipo multidisciplinar y voluntario que evoluciona gracias a la permanente escucha de las inquietudes de la comunidad y el intercambio libre de ideas y propuestas dentro de un marco de convivencia establecido, consensuado a lo largo del tiempo y aceptado por todos.

El anonimato en el que nos hemos movido no ha restado un ápice al espíritu colaborativo, es más, sigue siendo necesario para poder participar en las distintas actividades que realizamos. La identidad digital es muchas veces más potente que la real porque la pantalla que nos une pone en juego nuestra propia imaginación creando impresiones tan poderosas y reales a veces como engañosas en otras ocasiones.

Tengo que reseñar que, durante estos años, esta comunidad ha ido aprendiendo, encontrando y tratando de resolver tremendas dificultades de las que no éramos conscientes en los inicios. Internet es un mundo complejo que no es bien comprendido por aquellos que tratan de moverse en él como si fuera abarcable, es decir, como si fuera parecido al entorno visible y tangible que nos rodea.

En la red existen personas de todo tipo, gente maravillosa que coopera y aporta (Wikipedia es un ejemplo), así como personas que utilizan sus conocimientos para entorpecer y dinamitar cualquier iniciativa utilizando todos los recursos a su alcance. En este medio se expande todo lo bueno y todo lo malo de la conducta del ser humano con algunas peculiaridades propias del entorno virtual.

Nuestro conocimiento de la red nos ha hecho contemplar con cautela tanto las reglas explícitas del medio que se usa y que deben ser de conocimiento general (netiqueta, normas de foros o listas de correo, etc.) como las no explícitas, las que forman parte del consenso general, que fueron la base que impulsó e hizo posible la red desde sus inicios y que son básicamente las siguientes:

1. La red es un espacio que nació libre para bien y para mal.

2. La filosofía impulsora fue disponer de un espacio de intercambio de conocimiento, colaboración y libre expresión, independiente de localizaciones geográficas o temporales.

3. En la Red rige la ley del más fuerte (aunque se trate de ignorarlo), técnica y humanamente. Por tanto, nunca se debe pedir respeto ni derechos atrincherándose en normativas que no se ajustan al medio. No importa quién seas en el mundo real, en Internet eres uno más. Se puede exigir educación, corrección o atenerse a las normas explícitas, pero el respeto se gana.

4. Todo lo que está disponible en un espacio virtual se puede usar. Si no se quieren comentarios, emoticones, fotografías etc., no deben estar disponibles esas opciones. Si no quieres que te copien, no subas contenido, no proporciones tu identidad, no uses servicios gratis que te suponen un coste enorme en privacidad si no eres informado claramente, ni pagues por servicios alojados en servidores que (como Megaupload) pueden desaparecer de un día para otro.

5. A menos que seas lo suficientemente bueno técnicamente para protegerte por ti mismo, sé muy cuidadoso cuando aceptas condiciones de las grandes empresas que se preocupan por ti. En Internet el único que vela por ti eres tú mismo.

6. Aprende a defenderte: la simple queja, la ocultación o la ausencia de respuesta no son actitudes respetadas en la Red y mucho menos si esas respuestas no son en la propia red, es decir, en el mismo medio donde puedan responderte en igualdad de condiciones.

En plena ebullición de la protesta por las leyes restrictivas de Internet (SOPA, PIPA, SINDE), creo que es conveniente ir recordando cosas tan elementales como éstas.

Y, llegando a este párrafo, no puedo dejar de enviar una sonrisa cómplice a todos los compañeros que llevamos en nuestros móviles no los nombres, sino los nicks con los que empezamos a chatear hace más de una década y justo ahora que el coloso Google se permite el lujo de exigir nombres reales para acceder a su red social. Pero bueno, de este tema ya os contaré otro día.

Saludos bucaneros.

Brujapiruja

brujapiruja

Ceo del Portal Canal Literatura

7 comentarios:

  1. Muy interesante. Quién entra en la lluvia es para mojarse. Mi única objeción a esta libertad virtual es ver la forma (y sabemos como es dificil) de evitar que se lucre con el ingenio ajeno.

  2. Discrepo (respetuosamente) de Iben Xavier.
    ël dice estar en contra del «que se lucre con el ingenio ajeno» y yo me pregunto, por qué ese espíritu de «perro del hortelano».

    Si soy incapaz de ganar dinero con mi ingenio, ¿por qué obstaculizar el que otro lo haga?. A quien perjudica esa acción, si yo no soy capaz de sacar un duro de ello.

    Este mismo tena se discutió en el blog de José Antonio Millán https://jamillan.com/librosybitios/2011/01/la-larga-vida/#comments

    En ella Pedro Plan me hizo la tópica recriminación:

    «¿Te gustaría que alguien se lucrara con tus consejos sobre horticultura?»

    a lo que contesté:

    Pues claro que me gustaría, ¿crees que acaso los doy para que tengan malas cosechas?. Lógicamente no, deseo que tengan abundantes cosechas por utilizar mis consejos, es decir que se lucren.

    Si a lo que te refieres, es si me gustaría que alguien copiase mis post y se lucrara en otra web por ello, te diré que eso de hecho pasa de vez en cuando y sinceramente, me siento muy a halagado, que habiendo tanto por copiar, se fijen en lo que yo escribo, lo considero un homenaje, y he de reconocer que yo no consigo sacar ni un duro de ello, pero si ellos lo sacan, será que son más listos que yo. Mi esperanza es que algún día copie sus métodos comerciales y me lucre yo también.

    Habrás de comprender que escribiendo sobre huertos, no quiero ocupar el puesto del perro del hortelano, tengo unas miras algo más altas.

    Por otra parte, “mis consejos”, no son propiamente míos, sino que son la sabiduría acumulada de generaciones de huertanos, que hunden sus raíces posiblemente en Mesopotamia, de qué que crees si no, que yo supiera cuando se siembran los pimientos. Cobrar derechos de autor por algo que descubrió un caldeo me parece honestamente, hasta inmoral.

    Para más precisión, mis conocimientos, me han llegado por montones de caminos, algunos fácilmente identificables como Johm Seymour, Gaspar Caballero de Segovia, Mariano Bueno y otras de textos de autores menos conocidos, junto a conocimientos que no proceden de textos, sino de los foros de Infojardin y de Infogro, en especial se los debo a quien firma como Destripaterrones, que reparte sus conocimientos sin ninguna intención de lucro. Generalmente si son relevantes sus aportaciones en mis escritos cito las fuentes, pero he de reconocer que muchas veces se me olvida indicar mis fuentes.

    Mi único trabajo consiste principalmente en recopilar y sistematizar lo que aprendo por aquí y por allá. ¿Te parecería lógico que pretendiera por ello considerarme autor de esos conocimientos? ¿Crees lógico que pretendiera cobrar por tal motivo, a todo el que siembre pimientos siguiendo mis consejos y que prohibiera que los transmita a otros?

    Indudablemente de la Propiedad Intelectual tenemos conceptos diferentes. Con honestidad, son escasísimas las aportaciones de cualquier tema que trato, que sean pura elaboración de mi cacumen, todas tiene como semilla un escrito o una conversación que he tenido con otro, más la investigación que sobre el tema realizo en obras de otros autores que me precedieron, fundamentalmente, (y por comodidad), leídas a través de Internet.

    Pero yo creo que mi proceder, es similar al de cualquier autor. Opino que siempre se escribe en base a alguna idea que has recibido anteriormente, y quizá la cambies, permutes, generalices, particularices o transformes la idea, pero en justicia es obra derivada»

    Hasta ahora no he conseguido ninguna opinion en contra de esta postura mía.

  3. Quién entra en la lluvia es para mojarse, dice Iben y es así, y quien entra en Internet para promocionarse, dar a conocer sus obra y a veces «milagros», debe comprender que en este medio no hay patio de butacas de meros espectadores, sino personas que interactuan y dicen lo que piensan, les interesa les gusta o no les gusta.
    En cuanto a lo que dices Felix, no puedo estar más de acuerdo.
    La cultura no es algo que forjan cuatro señor@s que escriben, cantan o hacen cine, la cultura llega a tener ese nombre cuando es de conocimiento general en una sociedad que lo asume como cotidiano o propio y lo comparte, canta, o repite en su vida. Y como bien dices, nadie es absolutamente original porque pertenece a una cultura forjada durante siglos y miles de personas. Es como si quisieran cobrar cada vez que encendemos fuego. O cuando la rueda de nuestro automovil da una vuelta sobre el asfalto nos cobrara el que inventó la rueda y el que inventó el asfalto. Sería impensable ¿no?
    Os paso dos enlaces que me parecen muy interesantes:
    La opinión de Paulo Coelho en su blog, sobre la ley SOPA:

    https://paulocoelhoblog.com/2012/01/20/welcome-to-pirate-my-books/

    Y otro muy interesante sobre la Industria cultural y el costo de oportunidad.
    https://www.canal-literatura.com/ncanal/index.php/articulos-interesantes/275-la-industria-cultural-y-el-coste-de-oportunidad-por-kids

    Este segundo enlace esta en la nueva web que estamos preparando. Así de paso le echáis un vistazo.

    Un fuerte abrazo a los dos.
    Luisa

  4. Comprendo que es un tema controvertido y que no lo pueden ver igual, quienes creamos contenidos por puro el placer de crearlos, que quienes (legalmente) los crean con la pretensión de vivir de ellos.

    Mi opinión es que independientemente de que sea legal o ilegal, la copia digital, es tan fácil de hacer y se puede hacer desde tantos sitios diferentes, que es imposible evitar que prolifere a golpe de leyes y policía. Es por tanto necesaria aceptarla como inevitable, lo cual equipara a las artes que viven de vender copias a otras artes que no pueden vivir de ello.

    No es el primer derecho de propiedad que ha claudicado, por ejemplo el derecho de impedir el paso a una finca, un derecho considerado básico se viola constantemente por que aviones y satélites pasan sobre su vertical y hoy ya nadie se plantea la legalidad del paso, igual ocurre con el metro que pasa por debajo de las propiedades privadas sin pedir permiso ni que conste en la escritura servidumbres de paso.

    Atras artes, por ejemplo arquitectos y escultores, no pueden vivir de cobrar a quien contempla o digitaliza su obra, sería inpensable que los herederos del escultor de la Cibeles tratase de cobrar a quien hoy la incluye en el paisaje de una película comercial, o que el arquitecto tratar de cobrar más por que un posi ideado como vivienda privada se transforme en despacho que produce beneficios,
    sin embargo la SGAE cobre utilizar en una banda sonora una zarzuela o porque se utilice en un anuncio un poema.

    Han cambiado las circunstancias y lo que ayer era posible, hoy no lo es, tratar de vivir de vender copias digitales de «Lo que el viento se llevó» es prácticamente imposible. pues nos guste o no, todos podemos conseguir una copia sin pagar y ademas podemos regalarla a todos nuestro parientes sin que nos suponga coste.

    Por tanto, los autores y la industria que ayuda a poner en contacto la obra artística, (contenido), con su público, habrán de buscar otros medios para vivir de su arte, al igual que lo hacen de siempre, los escultores y los arquitectos y otras artes que por uno u otro motivo no pueden vivir de vender copias de su obra,como bailarines, (pagas derecho de autor por bailar un foxtrot), humoristas, (pafas por poder contar un chiste), etc.

    No es que sea legal o no, (que es algo discutible), es que es un derecho que (indiscutiblemente) no se puede ejercer.

  5. No os perdáis los dos enlaces que Luisa poene en su comentario merecen la pena ambos.
    Luisa, felicitaciones por el nuevo Look de la web, en ni opinión da imagen moderna y elegante que acompaña perfectamente al contenido.

  6. Gracias Felix, es una web más potente y versatil, sólo que necesitamos un poquito de tiempo para adecuarla bien.
    En cuanto a lo que dices, por enésima vez coincido contigo 🙂
    Abrazos

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