“Yo nunca aprendí a hacer versos.
Ello fue en mí orgánico, natural, nacido.”
De las Memorias de Ruben Darío.
“No sólo la fama sino que aun la libertad misma, en tiempos remotos,
se le negaba a los genios en vida. Hasta encontraban dificultades para su substistencia los de gran mentalidad. Fue justamente por eso que nuestro Darío buscó otros ambientes. Aquí no lo supimos apreciar.”
De «Consideraciones sobre el Cerebro y Personalidad de Rubén Darío».
Vivir es siempre un deber
antes que cualquier otro,
y él supo elegir la mejor forma de vida,
su mejor forma de vida,
su célebre poesía y la mejor musa,
la de carne y hueso.
Supo oler las selvas olorosas,
captar el color púrpureo del borgoña,
y el oro hirviente del champaña,
cuando sus blancos cisnes,
cincelados en alabastro,
adornaban los estanques
entre glorietas perfumadas de jazmín
y cariátides de bronce
y ninfas de ébano.
Feliz aquel, quien supo
a pesar del alcohol
y de la absenta
rodearse de versos ubérrimos.
Usue Mendaza