Casa Enrique. Granada.
Les contaré un secretillo. Siempre que recalo por uno de los bares con más solera e historia como Casa Enrique en la ciudad de Granada, aprendo algo nuevo. Y no hay que esforzarse mucho. Simplemente observar el detalle y escuchar con atención. Que no siempre se hace. Ni lo primero ni lo segundo. El espacio en cuestión, aunque pequeño, no pierde ni un ápice de encanto. Y da igual donde te coloques. En la barra o frente a ella porque todo cuanto te rodea, también te observa para que te des por aludida. Me llamó poderosamente la atención un artículo en metacrilato colgado en la pared del fósforo sin par Carlos Herrera escrito en el XL Semanal que lleva por título: “¿Cuál es el mejor bar de España?”. En él, nuestro periodista de la COPE da buena cuenta de su especial y constatada predilección por muchos de los bares y restaurantes españoles, que son dicho sea de paso, símbolos de nuestra manera de vivir y de relacionarnos. Alguna vez escuché decir que los mejores negocios se hacen sobre un tapete. Nunca he asistido a negociación alguna de este tipo, pero convengo en que no hay nada más español y más nuestro que celebrar la firma de un contrato goloso, un aniversario, una ceremonia, un cumpleaños o hasta un “sanquisimos” (es decir porque sí)…que comiendo y bebiendo.
La primera vez que entré en Casa Enrique fue como todo lo bueno en esta vida, por casualidad. Me pillaba de paso. Me considero una fan de las paredes decoradas hasta la saciedad, pero no “al buen tuntún” o sin “ton ni son”. Los elementos decorativos han de llevar como todo, una consonancia y un gusto y una predilección. Nada mas entrar a la derecha hay expuesta una vitrina con botellas de muy variados y de muy buenos vinos, la lista sería inmensa, Chardonnnays, Riberas, Riojas, franceses etc. y al fondo unos barriles con vinos de Jerez y Manzanilla de San Lúcar de Barrameda. Y las paredes. Qué decir de las paredes. Éstas conservan un antiguo cartel de la Feria del vino de Haro, múltiples y escogidas fotos con afamados escritores, músicos, toreros, artistas, jugadores de fútbol, que también recalaron por esta Casa, como los ingleses Ian Gibson o Victoria Bislop entre otros muchos. Y cito textualmente a ésta última cuando escribe y traduzco literal del inglés “ que la Alhambra puede ser el Monumento más visitado, pero es lo más tranquilo o apacible, la parte menos mostrada de Granada, la que me fascina”.
Sean ustedes devotos o no de los bares, les recomiendo fervorosamente una parada en la granadina y pequeña Casa Enrique para disfrutar de un buen vino con una tapa típica. Alzad después la mirada. Descubrirán botellas con historias propias, hojas de vid naturales, una caja registradora antigua de las de antes y al fondo el restaurante en forma de cueva, con los jamones y los ajos puestos a secar, y un peso manual también de los de antes. Tengan no sólo la mirada; también los oídos atentos porque seguro que escuchan de entre el murmullo de las conversaciones, alguna recomendación especial de la camarera a un extranjero que también entró de casualidad. Y seguro que aprenden algo.
USUE MENDAZA
Hola Usue-:
La verdad es que en Granada, ciudad de embrujo por excelencia, hay sitios que dejan huella. No he visitado precisamente Casa Enrique, pero creo todo lo que nos cuentas por la originalidad y belleza de sus lugares. Ahora recuerdo y me llamó mucho la atención, el romance a la Alhambra de Ángel Gavinet grabado en la vitrina de un escaparate, creo que fue en el casco viejo No pude evitarlo y aún conservo la fotografía que hice del poema completo.
Una bonita anécdota Te envío un abrazo. Juan
Gracias por darme credibilidad y por tu amable comentario. Casa Enrique está en el centro, muy cerca de Puerta Real, del Hotel VICTORIA de la cadena NH y de CORREOS. Como describo, es un lugar con alma y personalidad. Y por lo que he leído se ha ido trasladando desde 1870 de generación en generación y todos sus dueños se han ido llamando Enrique, si no estoy mal informada. Un abrazo desde Granada.