Entrevista a Chema Lago, autor de «¿Santifornication?»

   «El sexo vende», nos dice Chema Lago, autor de ¿Santifornication? en una de nuestras preguntas. Y es que su primera publicación editorial, un libro de relatos en donde el sexo puede servir como hilo conductor, pero que no es, ni quiere que sea, el tema central de la trama, se presenta como una obra ecléctica para un escritor que también quiere darse a conocer como alguien heterogéneo, aunque no sea pudorosa y en su obra, sin duda, haya sexo.

 

 

    Me vas a permitir… ¿Qué opina tu madre sobre tu libro, Chema?

   Como dije en otra ocasión, no sabes lo que es la vergüenza hasta que ves a tu santa madre leyendo el «panfleto pornográfico» que te han publicado. Creo que desde entonces soy inmune a cualquier tipo de vergüenza.

   Sin embargo, por algo le dedico el libro (entre otras personas). Aun no entendiendo la elección profesional de su hijo, me apoya incondicionalmente en cada paso, escriba lo que escriba. Se emocionó más que yo mismo cuando lo publicaron, hizo correr la voz, vendió más ejemplares que nadie…

   Entrando en lo que opina: ″Muy bueno, sinceramente. Está muy bien escrito″. Pero no es de su estilo. ″Es para gente más joven″.

    Para mí has arriesgado mucho con tu primera publicación editorial: un libro de relatos con un contenido sexual que parece tener un gran protagonismo…

   Bueno, dicen que no hay gloria sin riesgo. ¿Y cómo está la literatura por el miedo a arriesgarse?

   Es cierto que tiene cierta carga sexual. Pero no es el tema. Y eso me preocupa un poco como escritor, por nuestra tendencia a encasillar al autor en un formato, estilo, temática… partiendo de su primera publicación.

   Sin embargo, a pesar de los riesgos, precisamente uno de los motivos por los que elegí ¿Santifornication? como carta de presentación editorial, es precisamente lo ecléctico de los relatos. En este caso, el sexo aporta cierta coherencia al conjunto, lo nivela incluso. Algo que, como lector, agradezco al afrontar un contenido tan variado. Además, al ser relatos más o menos cortos, la concisión es importante. El sexo es una vía rápida para llegar a las entrañas de los personajes en pocas palabras.

   ¿En algún momento has sentido pudor por publicar este libro o por escribirlo? ¿Cómo están las cosas ahora mismo, según tu punto de vista, entre el sexo y la literatura?

   Nunca me consideré especialmente pudoroso. Entonces surgió ¿Santifornication?

   El desarrollo de estos relatos me puso a prueba, a ese respecto y en muchos otros. Así que podría decirse que me han ayudado a conocerme más en profundidad y a evolucionar, como escritor y como persona (eso lo convierte en un buen libro, ¿no?). Sin embargo, la auténtica prueba vino al publicarlo, al exponerme. La reacción de algunos lectores me sigue sacando los colores.

   En cuanto a la situación del sexo en la literatura… Creo que la tendencia general es a la banalización, una manera de llamar la atención. El sexo vende, ¿no? Tanto en la literatura como en otros medios, veo una tendencia a considerar «adulto» cualquier contenido explícitamente sexual, por el mero hecho de serlo. El sexo puede ser un medio de expresión muy potente (Miller, Bukowski, Despentes, Iwasaki…). También un simple entretenimiento. En nuestras estanterías hay sitio para ambos. Priorizar algo por cuestiones comerciales acaba con la riqueza en la variedad.

   Pero que el árbol no nos impida ver el bosque. Vamos a encontrar muchas historias en ¿Santifornication? ¿Nos hablas de algunas de ellas?

   ¿Santifornication? es una colección de 65 relatos, más o menos cortos. De manera que será por historias. A lo largo de sus 350 páginas experimento con multitud de géneros y claves. Hay desde narrativa pura hasta ciencia-ficción, pasando por realismo mágico, toques de novela negra, cuento, etcétera. Profundizo en todo tipo de relaciones personales experimentando con la forma tanto como con el fondo; relatos en los que encontramos más de una voz, relatos con toques de guion, uno en formato partida de ajedrez, otro narrado exclusivamente en diálogo, sin desarrollo de escena, lo que pone a trabajar la imaginación y hace que sea único para cada lector… Suma y sigue. Son como piezas independientes de un rompecabezas ecléctico. La imagen final depende del lector. Si quiere montarlo. Si no, puede disfrutarlas por separado.

   Las historias están publicadas en el orden en que fueron escritas. Aunque todos mis hijos son iguales para mi corazoncito de escritor, algunas de ellas, las me llamaron especialmente, se extienden a lo largo de varios relatos. A esas les puse título, ahondé en su controversia, o su comedia, o su temática… lo que fuese que me atraía de cada una. Hay un índice muy útil para localizarlas en esa caja de piezas sin montar.

   En general, diría que las rarezas de ¿Santifornication? son su punto fuerte. No solo para los lectores. Como su escritor, disfruté con cada experimento, a pesar de todo lo que me llevaron a confrontar.

   Y habiendo tantas, de tantos géneros, ¿podrías elegir una de ellas con la que te sientas más identificado?

   Sin menospreciar a las demás, elegiría la última; el epílogo. Es la única que no está en la lista de esas 65. Es la historia más personal. El narrador soy yo. Es mi voz. Me expongo con sinceridad y sin ambages. Una lectora, de las que gusta de empezar los libros por el final, lo usó como pista para dar sentido al resto del rompecabezas. Me dijo que, al hacerlo, de ahí salió algo crudo como la vida misma, que la llevó a leer el libro del tirón.

   La idea surgió en el último momento, cuando ya daba el borrador por finalizado, en plena lucha por su publicación. Quería firmar la obra como yo mismo, presentarme sin máscara ante el lector. Pero, sobre todo, quería mi «botes contra la corriente»; un cierre al más puro estilo Gatsby, arriesgarme y tratar de alcanzar ese olimpo narrativo para darle a mi primer libro publicado un final a la altura.

   ¿Qué dicen los lectores sobre la obra?

   He escuchado todo tipo de opiniones a lo largo del año y poco que lleva publicada. Por no extenderme, los comentarios van más allá del simple me gusta o no me gusta. Los lectores suelen usar su opinión como pie para preguntarme acerca de tal o cual relato, personaje, o de donde surgió tal idea, o sobre mi proceso creativo…

   Sí encuentro que coinciden en un par de aspectos:

   Lo rápido que se lee. Porque al ser relatos cortos, enganchan uno con otro y otro… y ″se te olvida que mañana trabajas″. O porque se les dio por jugar con las piezas, leyendo en un cierto orden, cambiando luego a otro, empezando por una pieza al azar al día siguiente…

   La temática: opiniones sobre el sexo aparte (el mismo relato que excita a unos, suscita repulsión en otros), por lo que parece a los lectores les encanta lo de reconocer aspectos de sus propias vidas en la obra y cómo el verlos reflejados de tal o cual manera los lleva a una pequeña reflexión.

   Resumiendo, diría que no deja a los lectores indiferentes, para bien o para mal. Y eso me hace sentir muy orgulloso de mi bebé.

   Tu próximo proyecto da un giro de 360º. Te embarcas en una novela escrita en gallego…

   Sí, mi lengua natal. Todo un reto, la verdad. No solo por el idioma. Lo es especialmente por el contenido; una mujer enfrentada a la pregunta más terrible (¿quién soy?), al descubrir que ha pasado la vida reflejando la personalidad de un familiar muy querido, su influencia más importante, desaparecido en su adolescencia. Ahora, resuelta esa búsqueda, la vida que ha construido se derrumba sobre ella. Sin embargo, la historia no es tan dramática como aparenta. Al fin y al cabo, la vida es una tragicomedia.

   La idea surgió a partir de unos trabajos en un taller de escritura creativa. Hay muchas novelas sobre desapariciones, en clave de drama o suspense. Me pareció interesante llevar a las librerías la idea del ¿y ahora qué?, partir desde el punto en que reaparece esa persona. Y experimentar la perspectiva de quien nunca ha renunciado a encontrarla.

   ¿Cuál consideras que será tu ritmo de publicación como escritor? ¿Tendremos un libro tuyo al año? ¿Te llevará más tiempo?

   Para mí ya no es solo una cuestión de cantidad, sino de calidad. Creo que ahí hay debate; se puede producir un libro relativamente rápido. Pero ¿un buen libro? ¿Una historia con algo que decir, que conmueva al lector? Que le haga entrar en mi universo literario para quedarse, trabajo tras trabajo.

   El principal motivo por el que intento abrirme camino en el mundo editorial (y audiovisual y teatral), es precisamente poder dedicarles a mis obras el tiempo que merecen, en vez de los ratos libres que va dejando cualquier otra profesión. Soy un escritor vocacional. Desde que me lancé a escribir en exclusiva, mi productividad se ha disparado. Por ejemplo, todo ¿Santifornication? me llevó unos cuatro meses, los mismos que después tardé en corregirla, pasados otros tantos de distancia para poder hacerlo desde la objetividad. Mi novela actual se está desarrollando a un ritmo incluso más rápido.

   Así que ¿un libro al año? Claro. Pero mejor un BUEN libro al año. A partir de ahí, el cielo es el límite.

   Algo que hayas aprendido de ¿Santifornication?

   Hablando de preguntas difíciles. Porque ¿Santifornication? me ha enseñado muchas cosas. Algunas de ellas han llevado a cambios muy profundos en lo personal. Estaría más tiempo hablando de eso del que nadie tiene. Y no me parece justo dejar fuera ninguna de ellas.

   Además, sigo aprendiendo.

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