Relatos de Verano: ARROJADA 1. Por Carmen María Camacho Adarve

En una calurosa noche de agosto, cuando llegue al pueblo en labores de investigación .Me dirigí a unas mujeres que tomaban el fresco sentadas formando corrillo en hamacas de playa en la plaza.
– Buenas noches –dije- ¿conoce usted a una famosa poetisa y narradora de su pueblo?
-¿siiiiiiii? ¿Que? en Alcaudete hay una artista ¿de quien es?
– …pues miren ustedes continué- no sabría decirle
-ah ¡como se llama la muchacha? pues Carmen Camacho …¿Ehhh?, del pueblo dice que es… ¿tu la conoces Angélica? ¡Que va¡
– así, entreviste a casi todo los vecinos que tomaban el fresco en la plaza, unos y otros, en las puertas de su casa. Se extendió el rumor por Alcaudete, cual reguero de pólvora.
Cuando me disponía a dejar mis averiguaciones y pesquisas. Una niña salia a mi encuentro;
– ¡oyeeeee¡ – me grito – ¿tu eres la que busca a la artista?
-si pequeña yo soy.
– que dice mi madre, que te acerques al bar de la plaza estan los que llevan las fiestas del pueblo.

-gracias pequeña – le dije – y llegue hasta el bar, donde un grupo de parroquianos, se refrescaban por dentro tomando unas rondas de cervecitas para aliviar la calor de la noche de agosto…
-Buenas noches, perdón ¿puedo hacerles unas preguntas?
-¡claro que si, como no. ¡Anda pide algo primero que te invitamos¡
– muchas gracias, son muy amables
– ¿que vas a tomar? …una cerveza
-¡Juan¡ pon otra cerveza para la señora¡ y que quiere saber…
¿Conocen a una famosa poetisa del pueblo?
-No se, ¿sabéis algo de eso? – pregunto –
– si… me explico – dije – en abril presento en el castillo una libro de su autoría, vino acompañada de todos sus amigos de la ciudad.
-…no se, no caigo ¿recordáis ese acto alguno de vosotros?
– ¡claro¡no te acuerdas Pedro? que de Sevilla, nos llamaron y pidieron el salón de armas del castillo… para la presentación de un libro
-eso es dije yo,
…es que cuando piden cosas de Sevilla ¡no podemos negarnos – sabe usted –
Si estuvieron en el castillo y dieron un bufe como de la edad media. ¡Fue divertido sus amigos no la escuchaban y ella constantemente, tenia que parar la lectura de su libro ¡y mandarlos callar¡ la verdad eran sus amigos algo extravagantes y por donde llegaron se marcharon. Fue muy curioso aquello ya no se les ha vuelto a ver por el pueblo. Y claro nos olvidamos era cosas de trabajo pero eso si, nunca la habíamos visto, creo que se fue muy pequeña del pueblo a vivir a Sevilla – dijo – mis abuelos llegaron a conocer a los suyos.
– gracias por todo ¡y por las rondas. Son tan acogedores ¡buena gente¡ que hay en Alcaudete… y continué mi camino.
Esa noche las estrellas brillaban con mucha fuerza y una alegre brisa pura y fresca bajaba de la sierra.

©Carmen María Camacho Adarve

Un comentario:

  1. suele ocurrir que dentro del ruido de las palabras aparecen otros ruidos que son de la misma categoria, ruidos de otras voces, pero las ideas a veces no suelen ser melodias sino mui por el contrario la cacofonia mas horrosa de todas. Solo nos encotnamos a salvo cuando uno habla y el otro calla. Sin embargo eso nunca pasa. Porque cuando uno habla el otro ya hablo por nosotros.

    un abrazo..
    espero leerte nuevamente.

    saludos.

    Ulises
    Santiagode Chile

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