¿Construcciones realizadas por el hombre hace más de veinticinco mil años?
Hace poco, un buen amigo dejó éste mensaje y varios enlaces más en mi correo electrónico, sobre una noticia publicada en prensa que estaba totalmente vinculada a mi novela Lo Inesperado-The Unexpected. La noticia decía así:
«Emergen a la vida después de millones de años Pirámides construidas por el hombre en el circulo polar Antártico, a medida que el hielo que las cubre se va derritiendo.»
¿Pirámides en la Antártida? ¿Quiénes las construyeron? ¿A qué fecha nos remontamos? ¿Para qué sirven? ¿Cuál era su función? Me preguntaba.
Y es que científicos estadounidenses y europeos a finales del año 2012 repararon en tres pirámides que emergieron por la acción del deshielo en la Antártida. Dos de las pirámides se encontraban tierra adentro, a tan solo 16 kilómetros del campamento base, y la tercera cerca de la costa.
A partir de aquí un hervidero de comentarios ha circulado por diversos medios de comunicación, especulando si solo eran nanotak, o, lo que es lo mismo, formaciones naturales de hielo en forma de pirámide que suelen tomar como referencia las diferentes bases instaladas en el circulo polar de la Antártida.
Descartada la formación de los nanotak por los alucinados científicos, solo quedaba agarrarse a lo evidente, a lo que tenían delante de sus ojos: pirámides antiguas emergiendo en la fría Antártida, probablemente construidas por el hombre, y aclarar que ya se está planeando una expedición a las pirámides para investigarlas más a fondo siempre y cuando las condiciones atmosféricas no lo impidan, pues se alcanzan temperaturas medias de más de 66º bajo cero.
Pero el hallazgo de tales pirámides, incluso de vida que hubo en el continente antártico, no es nuevo para mí, por lo que este hallazgo de tres pirámides supone una media sorpresa.
Media sorpresa por algo que ahora, dentro de nada, te desvelaré solo si tu curiosidad está en un grado máximo y deseas conocer más sobre la función de estás pirámides, sobre su civilización, sobre su datación, etc., etc.
Hace ya años, cuando me documenté y escribí mi novela Lo Inesperado, el personaje principal, Yaiza, cuenta a sus «alumnos» Marian y Javier como existe una carta náutica del almirante Pirí Reis, publicada en el año 1523 aproximadamente, que muestra al continente antártico —que no olvidemos fue descubierto hacia el año 1918 aproximadamente— sin hielo y con una precisión y una similitud asombrosa de las costas tal y como hoy en día las conocemos. Según escritos del propio Pirí Reis, él se basó en mapas más antiguos que procedían de Alejandro Magno, siglo VI a. C., y el propio rey macedonio también se basó en cartas más antiguas que encontró en su expansión territorial. Por lo tanto, esta carta náutica del almirante Pirí Reis está catalogada como un objeto fuera del tiempo, un OPART.
Yaiza, el personaje principal, también explicaba como en el año 2009 científicos afirmaban categóricamente que se habían encontrado restos orgánicos y semillas de partículas de polen que posiblemente vendrían de árboles de palma que solo se dan a temperaturas del Trópico.
Ya, ya sé que ahora mismo estás preguntándote: ¿Entonces significa que la Antártida en otros tiempos fue un vergel tropical y que algo extraño tuvo que ocurrir para que se cubriera todo de hielo por los siglos de los siglos?
Pues bien, tengo que decirte…SÍ.
Mira, cuando escribes, a veces, casi siempre —mejor dicho—, tienes que seleccionar con mucho cuidado —más si se trata de una novela de investigación— qué debes de difundir y qué debes de mantener oculto, reservado hasta que llegue el momento propicio. Pues bien, creo que ya ha llegado el momento propicio para contar qué se quedó en la trastienda de Lo Inesperado.
Ahora te explicaré y te diré las voces que gritan en contra de las versiones oficiales, pero antes déjame que desvele algo.
¿Qué son esas tres pirámides que están resurgiendo en la Antártida?
Son pirámides construidas en granito, por una de las primeras civilizaciones que se instalaron en la Tierra hace más de veinticinco mil años, los atlántinos, creadores de las primeras ciudades tal y como las conocemos hoy en día. Esa base ubicada en la Antártida fue eso, una ciudad estado dependiente de la ciudad madre, la Atlántida, poblada como cualquier ciudad que hoy conocemos gracias entre otras muchas cosas a que su clima era benigno, un tropical, no el glacial que hoy conocemos, por lo que puedes imaginar que vivieron allí hasta que simplemente el clima cambió, hasta que las condiciones atmosféricas se volvieron totalmente salvajes e inhóspitas.
Cada vez hay más voces que gritan en contra de la datación de las pirámides de Egipto y más los científicos, arqueólogos, geólogos que defienden la teoría de que las pirámides y la Esfinge, ese megacomplejo —porque eso es lo que fue—que se construyó como «homenaje» a la nueva era que comenzaba después del gran cataclismo, el reajuste del planeta, el gran diluvio que hubo y que fue el causante del hundimiento de la Atlántida hace más de trece mil años, como apuntan Robert Bauval (ingeniero y escritor) y Adrian Gilbert (historiador y escritor)
El gran Graham Hancock (investigador, sociólogo y escritor) fue uno de los primeros en apuntar que las pirámides fueron construidas siguiendo la estela de la constelación de Orión en la Tierra y el gran geólogo Robert M. Schoch apuesta por estudiar la Esfinge desde el prisma de que la erosión que presenta no fue debida por el viento, como afirman los egiptólogos tradicionales, sino por el agua.
“Las paredes del foso que flanquean la esfinge muestran unas señales de erosión por torrentes de agua de lluvia y habría que remontarse a una época muy pasada, unos 10.000 años aproximadamente para observar un clima lluvioso en esa zona.”
Pero volvamos al tema en cuestión, sin desviarnos, aunque la Esfinge y las pirámides de la meseta de Gizeh sean magnificas para desviarse.
¿Cuál es la función de esas tres pirámides que emergen en la Atlántida?
Siendo una civilización tecnológicamente avanzada, su sistema de suministro eléctrico no podía ser menor y construían pirámides —como estás tres— para producir energía que captaban del mismo centro de la Tierra.
Estas centrales térmicas creaban un campo gravitatorio infinito capaz de distribuir a todas las ciudades estado y a la gran Atlántida electricidad que viajaba por ondas, inalámbricamente, sin utilizar ningún soporte material, tal y como el gran Nikola Tesla realizó y demostró siglos después.
Esta distribución de energía por onda tan solo necesitaba de un emisor y un receptor y para ello se valían de algo que también ha perdurado en el tiempo y de lo que hoy por hoy la comunidad científica no ha sabido decir cuál es su función real. Los OBELISCOS.
Los obeliscos repartidos por todo el mundo —y sobre todo en Egipto— eran utilizados como enormes receptáculos, enormes antenas eléctricas que recogían esa señal de onda —la energía— gracias a su extremo puntiagudo para lanzarlo a otra ciudad o país para abastecer a estas.
¡No, no debe de extrañarte! Lo ves, lo vemos asiduamente en cualquier pueblo o ciudad. Enormes antenas que distribuyen energía necesaria para realizar nuestras tareas cotidianas, ya sea de electricidad, ya sea de telefonía móvil, etc.
¡No, no debe de extrañarte! Los obeliscos los hemos visto siempre formando parte de la urbe o de los templos antiguos, girando la vida social en torno a éllos; pero ahora, en la actualidad, también lo hacemos pero con una función muy muy distinta… como simple objeto decorativo.
¿Qué hay en su interior?
Tengo que explicarte que no esperes grandes habitaciones en su interior. Lamentablemente las pirámides que han aparecido ahora en la Antártida no reúnen espacios muy amplios, ya que su función es simple y llanamente una central térmica; pero sí que es cierto que todas ellas, en su parte central, más amplia al resto de habitaciones (vamos a llamarlo así), se guarda información sobre el manejo y la fabricación de su compleja instrumentación. Una sala sellada a cal y canto, por lo menos para nosotros, humanos, aunque un simple mando láser baste para abrir el sellado automático, siempre y cuando lo conozcas, naturalmente.
También creo lógica tal seguridad. Es lo mismo que hace el buscador más grande y potente actual, Google, con sus torres de información, protegerlas y custodiarlas.
¿Renacerán más piezas arquitectónicas en la Atlántida?
Afortunadamente sí, ya que los informes del calentamiento global advierten que las regiones del Ártico y del Antártico se están derritiendo y no es de extrañar que nosotros, o nuestros hijos o nietos, vean emerger lo que esconde el continente de la Antártida, porque, querido amig@, todavía esconde muchos más secretos y…
Hasta aquí, con tu permiso, puedo desvelar las «curiosidades de la trastienda de la novela Lo Inesperado que pienso ha llamado a la puerta de la actualidad para reclamar su atención y su salida triunfal a escena. Porque es una pena —y es una apreciación personal— que la llamada comunidad científica siga negando lo evidente: una civilización muy, muy anterior a la oficialmente establecida que estuvo aquí en nuestro planeta ubicada, que nos dejó la base de lo que somos hoy, y todo por un único miedo y también pereza —¡sí, pereza!— porque se tendría que revisar y reescribir la historia de la humanidad como jamás se ha realizado.
Rebecca van Winter (Junio 2014)
