Desvelo. Por Juan A. Galisteo Luque

Desvelo

desvelo

Se nos fue el amor,

huyó una mañana

muy fría de enero,

con viento y helada.

Lo noté en sus ojos,

en esa mirada

ausente y sin vida,

distante, callada.

Por los mismos vidrios

rotos de mi alma,

huyó para siempre

como un ciervo herido

a través del bosque,

por la nieve blanca.

Se nos fue el amor,

también la esperanza;

igual que esa estrella

que cada mañana,

al llegar el orto,

se oculta en silencio,

se extingue y se apaga.

¡Qué enorme tristeza

verla así, alejada

de mí para siempre,

con tanta arrogancia!

Ya no escucho el viento

gemir en las ramas

de mi dulce higuera,

ni el canto armonioso

de los pajarillos,

que vuelan dichosos

junto a mi ventana.

¿Será el desamor?

¡La duda me espanta!

y tengo un desvelo

y un dolor profundo,

que arranca con fuerza

mi fe y mi esperanza.

Con gran desconsuelo,

salté de la cama,

con miedo, angustiado,

cubierto de lágrimas.

Y allí, junto al lecho,

sin decirla nada,

me rendí a su cuerpo

y besé sus labios

con fiebre y con celo;

en la madrugada.

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Autor: Juan A. Galisteo Luque

Imagen: Gentileza de fotos Pixabay

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