La escritora y médica de cuidados paliativos, Mel Romboli, ha decidido compartir sus experiencias en primera línea de batalla en una de las especializaciones médicas más duras, pero también más emotivas que existen, en su primera novela Vida antes de la muerte. Esta obra que podría considerarse como autobiográfica, dados los parecidos que mantiene con la autora, es sin embargo una historia de ficción en donde vuelca experiencias con sus pacientes, siempre en clave de anonimato, pero también relata cómo es la vida (y para ello se inventa a nuestra protagonista, un personaje de ficción) de una médica extranjera que, además, es madre soltera. Una historia llena de conciencia, sentido y amor por la vida, incluso al borde de la muerte.
Mel Romboli
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Vamos a comenzar esta entrevista por una frase de tu obra: «Llevo casi una década viviendo lejos, muy lejos de casa». ¿Qué nos puedes decir sobre ella?
Esto es al principio del libro, la protagonista reflexiona sobre su historia desde que deja su país y todo lo positivo que le ha pasado hasta el esfuerzo que todo ello le supone. Creo que se siente tan cansada que a menudo necesita mirar para atrás y ver lo que ha logrado. A veces uno no se da cuanto de todo lo que nos pasa hasta que nos detenemos un momento y de pronto han pasado diez años.
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Me has comentado en alguna ocasión algo interesante: eres inmigrante por elección. Háblame de esto.
Soy muy consciente de que la inmigración es un tema complicado según quien lo hable y quien lo escuche. He recibido comentarios de personas que son inmigrantes y se sienten vistos con esta historia, pero también otros comentarios de gente que no se relaciona con la inmigración y tampoco quiere leer de esos temas. Yo creo que en España tenemos que hablarlo porque es muy real. Yo emigré porque era mi plan de vida, pero soy muy consciente que hay miles y miles de personas que tienen que dejar su hogar porque es inseguro, no tienen más opciones o necesitan hacer ese sacrificio para poder ayudar a su familia.
Eso aumenta mucho más las dificultades que uno encuentra cuando emigra. Yo siente que soy una privilegiada al haber elegido. Me parece muy importante destacarlo porque mi historia tal vez no engloba a todos los que llegan a España.
Tuve muchas ventajas por mi profesión, el idioma, la cultura y no quisiera banalizar las dificultades que implican la inmigración.
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Vida antes de la muerte tiene una parte en donde se narran las historias de personas en sus últimos días de vida, pero también la propia existencia de la protagonista. Sin embargo, ella no eres tú.
Sin duda, la historia de la protagonista está basada en mi propia historia como creo que pasa en muchos casos. Se dice que todos los escritores al final escriben de ellos mismos. En esta novela, muchísimas cosas aparecieron en la vida de la protagonista mientras iba escribiendo, otros hechos pueden ser similares a cosas que me pasaron, pero la protagonista reacciona diferente a mí, sus reflexiones, sus actitudes son de ella. Es difícil de explicar, pero creo que esa es la magia de la escritura.
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Vamos con otra frase: «Trabajo más de sesenta horas por semana, guardias de veinticuatro horas cada semana o diez días que alteran mi sueño y aumentan mi eterno cansancio». A veces no nos damos cuenta, pero el trabajo del personal sanitario es muy duro…
Durísimo. Pero te acostumbras y como eres joven sigues adelante casi sin darte cuenta. Por otro lado, con los años se han ganado algunos beneficios como que cuando trabajas 24 horas al terminar puedes ir a casa a descansar hasta el día siguiente, eso no pasaba hace veinte años. Espero que hoy en día sigan avanzando en el bienestar de los médicos porque su bienestar es seguridad para los pacientes. En Mendoza, mis compañeros de carrera estaban debatiendo el mismo tema para sus residentes y muchos defendían que era importante continuar trabajando al día siguiente de la guardia. ¡Los sanitarios podemos ser nuestros peores enemigos!
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¿Qué mensaje, realmente, pretendes lanzar con esta novela?
Muy buena pregunta. Soy consciente que en la novela hay varios temas que se presentan en paralelo: inmigración, ser madre soltera, los cuidados paliativos. Pero mi primera intención es normalizar el tema que todos tenemos nombrar: la muerte. He querido mostrar, con respeto y compasión, los procesos por los que una persona y su familia pasan cuando hay una enfermedad terminal y la muerte es algo que se sabe cerca. Ayudaría mucho a nuestra sociedad poder hablar de estos temas con naturalidad, aunque cuesta, aunque nos provoquen lágrimas y emociones incómodas. Si no hablamos, si no normalizamos, aquellos que lo están pasando mal además se sienten aislados.
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¿Te has encontrado con prejuicios como médica inmigrante?
Algunos allí y aquí. La verdad que no me había preparado la primera vez, porque para acceder a una residencia tienes que sortear muchos obstáculos. Asumí que los otros entenderían, pero lo primero que la gente ve cuando está delante de un inmigrante es alguien diferente. Luego la gente te conoce, se acostumbra a las diferencias, te acepta, y a veces hasta te tomas cariño.
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¿Por qué optaste por esta especialidad que narras en tu novela, Mel?
No es una especialidad muy popular y es difícil en un plano emocional. Pero cuando me di cuenta de lo que no hacíamos por las personas que tenían una enfermedad terminal, me pareció que yo podía aportar algo para hacer ese camino mas fácil.
- Si tuvieras que decir una razón porque la cual Vida antes de la muerte acaba de recibir un importante galardón internacional, ¿cuál sería?
Creo que porque habla de lo que no queremos hablar, pero con la voz de las personas. No hay eufemismos, no trata de vender nada, pero a la vez muestra que hay muchas cosas que pueden ayudar a otros, sobre todo escucharlos y verlos.