Los detalles. Por Usue Mendaza

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Los detalles.

 

   Todo está en los detalles. Inconscientemente o no, pero está. Por mucho que tratemos de disimular, por muchos artificios, normas protocolarias, por excesivos que sean los corses y los caparazones que nos envuelven, a las personas se nos gana por los detalles: un olor agradable, una camisa limpia, un peinado inmaculado, un halago a tiempo, una llamada oportuna o unas palabras de aliento. Bien pensado, hoy en día parece que “el detalle” se encuentre infravalorado porque hacemos caso omiso de él. Y las consecuencias de esta omisión resultan nefastas. Tengamos presente que la falta de tacto o un comentario de mal gusto pueden dar al traste con una negociación de inversión casi medio perfilada, una espera prolongada fastidiar una golosa venta y una palabra desafortunada  estropear una relación que en principio se creía afianzada

   Elsa, que trabaja como Restauradora de Arte en el principal y más visitado museo de la ciudad, conoce de primera mano el valor y la importancia de los pequeños detalles, en este caso pictóricos, aquellos que se esconden traviesamente entre las invisibles capas de una pintura dañada pero que ella se responsabiliza de recuperar con el máximo mimo. Un cuadro, y Elsa lo sabe muy bien, es una magna historia que contar que lleva consigo siempre una carga simbólica muy peculiar, explicada muy a menudo por el detalle, que se torna invisible a los ojos si no fuera porque alguien más instruido que nosotros, nos la detalla o nos la cuenta.

   Hace ya unos días que, como visitante asiduo del Museo de Arte, he echado en falta uno de los cuadros expuestos en la sala principal. Ayer casualmente pregunté a una azafata por éste y me dijo que estaba siendo restaurado y fue ayer precisamente que también me crucé, para mi sorpresa, en la cafetería del museo con Elsa, su restauradora y mi paciente.

   Me llamo Francis y soy psicólogo de profesión. La verdad, me encantó ver a Elsa; lleva poquito tiempo acudiendo a mi consulta y hasta ayer desconocía que se dedicaba a la Restauración y Conservación. Por lo que he podido deducir de nuestras conversaciones médico / paciente, está pasando por un proceso de separación complicado. Me cuenta que lleva años soportando la falta de delicadeza y comprensión de un hombre, su marido, que se ha dedicado a vivir su vida y a arruinar o desbaratar la de ella. Por lo que he podido intuir de la paradójica personalidad de Elsa, es que es una mujer muy independiente pero inagotablemente adicta a que le traten con la exquisitez a la que ya estaba acostumbrada. He podido deducir también que le cautivan los hombres detallistas pero no los que se conforman con enviarte un ramo de rosas cada año por tu cumpleaños o los que te compran una joya para acallar las dudas de una relación abocada al fracaso. No. Para Elsa un hombre detallista es aquel que le demuestra que le quiere. Que le quiere y que le ama porque habla con ella, mejor dicho, conversa con ella y no sobre temas recurrentes como qué camisa me pongo hoy, que si esta corbata me favorece más que la otra o si hay que ir al supermercado para hacer la compra del mes. Que le ama porque habla y conversa con ella, por ejemplo, sobre su trabajo, con el que ella tanto disfruta y para el que se entrega a veces todos los días de la semana, dedicación que compensa el tedio de una relación que ya hace aguas. Porque según tengo entendido, su marido apenas abre la boca sino es para reprochar a Elsa que pasa demasiadas horas en el museo. Eso sí. Ya se encarga luego él de hacerle ver que es ella, y solamente ella la culpable de que su castillo de naipes se haya venido abajo. Que si trabaja demasiado, que si el trabajo en el museo le tiene absorbida, que no puede o no quiere tener hijos. Y que es una egoísta porque sólo piensa en ella.

   He mirado mi agenda para ver cuándo regresa Elsa a mi consulta. Esta noche me pasó algo totalmente inesperado. Soñé que la volvía a ver en el museo delante del cuadro que está restaurando con tanta pasión; en el sueño yo me acercaba tentado a ella, y entonces después de comentar los muchos detalles de la pintura, la felicitaba y le daba la enhorabuena por su gran trabajo. Finalmente, soltaba el pincel y nos fundíamos en un beso que hubiera querido fuese eterno. No soy un firme defensor de la teoría freudiana de los sueños, pero sí me tengo por un hombre muy observador y sobre todo detallista y sé reconocer a la legua la valía de una mujer como ella.

USUE MENDAZA

 

Usue

Nace en Vitoria-Gasteiz en 1975. Titulada en Secretariado de Dirección por la Universidad de Deusto, Bilbao (1993-1996). Habla Inglés y Alemán . Aprende Francés. Siempre ha sentido curiosidad por el mundo cultural pero a sus 33 años despierta especialmente un enorme interés por la Poesía y por la Literatura. Con el Liceo Poético de Benidorm, de la que fue integrante, participa, además de en numerosos recitales por toda la provincia de Alicante, en la Antología VOCES EN AZUL con la Editorial Germania. Ha colaborado en el libro antologado DEL SILENCIO AL TEATRO DEL PARNASO, disponible en Amazon, en homenaje al poeta modernista hondureño Juan Ramón Molina, amigo de Ruben Darío. Están también sus letras en la Edición cuaderno impreso de 2012 y en la electrónica de Agosto de 2013 en DOS POEMAS Y UN CAFE, edición de J. SEAFREE. Escribe asiduamente reflexiones, relatos, artículos etc, para Canal Literatura y para su blog usuemendaza.wordpress.com. Actualmente reside y trabaja en la ciudad de Granada.

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