¡¡MÁS BELLA QUE NUNCA!! Por Segismundo Fernández Tizón

¡¡MÁS BELLA QUE NUNCA!!

 

¡Creedme, ayer la vi, y estaba más bella que nunca! Sé lo que me diréis, que es una historia imposible, que debería quitarla de una vez de mis pensamientos, pero… ¿cómo puedo hacer eso? ¡Si tan sólo la vieseis, si tan sólo pudieseis estar presentes cuando pasea por la calle, con qué gracia se inclina a arreglar su calzado, con qué ensayada sonrisa ilumina el día al niño que la saluda en brazos de sus padres! No soy bueno con las palabras, y aun si lo fuese no podría explicar algo que deberíais ver para saber de qué os hablo…

¡Creedme, ayer la vi, y estaba más bella que nunca! La avenida cobraba vida a medida que nuestro andar se iba aproximando, y tuve la necesidad imperiosa de echar a correr hacia ella, decirle a viva voz lo que hasta ahora sólo he podido expresarle con la mirada, con gestos perdidos que quizá ni haya entendido, o esa sea la impresión que quiere transmitirme para que −¡qué bien usa sus armas!− redoble mis esfuerzos y mi arrojo para echarme a sus pies y le hable de lo que mi corazón está pasando desde que apareció como cada día en esta avenida donde hoy la espero.

¡Creedme, ayer la vi, y estaba más bella que nunca!… Tarda demasiado, seguro que intenta aparecer más bella todavía, como un nuevo acicate para mi timidez… Me decís que hoy ya no pasará, pero no haré caso, la esperaré en nuestro rincón, como cada día, junto a la tienda de las flores; he reservado un ramo discreto, para que la dueña se lo entregue como un regalo y nadie se dé cuenta de quién es el verdadero admirador. No insistáis, marchaos si queréis, yo la espero aquí. Algo la habrá retenido pero pronto oiré sus pasos sobre la calzada…

¡Creedme, ayer la vi, y estaba más bella que nunca!… Su largo vestido la hacía parecer una princesa, y movía las manos dentro de sus blancos guantes con tal gracia que se diría que de sus dedos nacían sin cesar palomas blancas… Se dirigía hacia mí del brazo de ese afortunado hombre que es su marido, con su triste sonrisa, y los ojos apagados mirando casi constantemente al suelo… Al acercarse, bajé mi diario como cada mañana, y tosí suavemente de la forma que suelo hacer cuando ella se acerca… Y fue el sol. Su rostro se iluminó a medida que una tímida sonrisa brotó en sus labios, y sus apagados ojos cobraron vida hasta volver a ser los de la niña que fue un día, nerviosa e ilusionada al soplar las velas de su tarta de cumpleaños… Pero el hombre que la acompañaba notó el cruce de miradas, las pequeñas señales de nuestro platónico encuentro, y apuró el paso de esa forma que sólo alguien celoso de su patrimonio sabe hacer.

He venido aquí como cada día durante estos treinta años, y ella no ha aparecido. Sí, lo sé, parece una locura, pero en todo momento deseé que aquella mujer volviese, y quería estar allí para esperarla. No falté cuando la guerra, a despecho de mi propia seguridad, ni cuando la avenida ya no era un lugar seguro para la gente decente del lugar… Ni siquiera cuando la tuberculosis se llevó a tanta gente me di por vencido, a pesar de las historias que circulaban, y de que cada vez eran más los amigos que iban cayendo. Incluso oí la descripción de una mujer que bien podría haber sido ella, pero ya sabéis cómo son estos casos, todos nos parecen conocidos aunque no lo sean…

Un día volví a verla. Su tez estaba más pálida a la luz de las farolas, y había adelgazado mucho, pero seguía teniendo aquella sonrisa triste y sus ojos estaban más apagados que nunca, e incluso cuando hice sonar mi tos fingida su cara no se iluminó tanto como otras veces… No sé cómo lo hizo, pero aparentaba mucha menos edad que la que debería tener, pues yo a su lado parecía un pobre viejo con un diario y un ramo de flores. Pero lo que más me impactó fue que apareciera sin su marido. De hecho, últimamente lo he visto pasear sólo, con su elegante traje negro ya gastado por el tiempo, vagando sin levantar la vista, y sin mediar palabra con la gente que lo saluda cortés por la calle.

No, no os creo… no os creo a vosotros, a la gente que habla con pena de ella, incluso al periódico que hoy me muestra la esquela de su aniversario, ni a la lápida que he ido a visitar con angustia para averiguar la verdad de esta historia… ¡No os creo! ¿Os preguntáis todavía por qué?

¡¡Porque ayer he vuelto a estar con ella!! Y creedme… ¡ESTABA MÁS BELLA QUE NUNCA!

mujeres

 

13 comentarios:

  1. Para Segis, un romántico en el siglo XXI :

    Si Bécquer fuera un escritor de ahora, seguro que no escribiría «El rayo de luna», tampoco la rima XI. ¿Sabes qué querría como obra propia?… «¡¡Más bella que nunca!!». Maravillosa, no solo por lo bien escrita que está, no solo por el ritmo, no solo por el pulso narrativo que ofreces, sino por el corazón que rezuma en cada palabra, en cada frase, en cada párrafo.

    Cómo me gustaría poder decirte: «Soy incorpórea, soy intangible, / no puedo amarte». y así tú podrías contestarme: «¡Oh ven, ven tú!».

    Personalísima voz, la tuya, Segis, hablándonos de un tema de siempre. Eterno y romántico.

    ¡Y es tu segundo relato! Lo mejor está por llegar. Enhorabuena y besiños.

  2. Segismundo Fernandez

    Madre mía… ve al restaurante mas caro de tu ciudad y que te pongan de cenar hasta la próxima glaciación. ..que yo lo pago! Ufff creo (sé) que no merezco un elogio tan grande ni tan bonito, pero lo usaré para recordar por qué se me da por desangrarme en los folios en blanco para alegría de las palabras que se forman en él, agradecidas por la acogida que les dispensais… un abrazo etéreo, amiga Clara!

  3. El poeta canta y llora por Amor desde sus letras.

    Un precioso canto al Amor; tierno, y de una pureza que no me sorprende encontrar en tu relato.

    Enhorabuena mi querido Segis. Besos y abrazos para tí.

    • Segismundo Fernandez

      Llámame anticuado, carca…hasta chipirón si quieres jeje…pero así es como veo el amor, y como lo siento…pero qué te voy a decir a ti, que ya conoces cómo soy jejeje… un beso, poeta!

  4. Creo que a todos nos gustaria ser protagonistas de un amor así. Traspasar las reglas, el tiempo, la distancia y hasta el olvido de la muerte. El amor platónico es la manifestación más pura del sentimiento y sin duda la más cercana a la esencia de lo verdadero. Lástima que lo practiquemos tan poco. Suerte que quedan románticos en el mundo.
    Enhorabuena por las palabras elegidas con delicadeza, puestas en su lugar con mucho mimo y por el lenguaje y la ambientación que recuerdan a los relatos de la literatura inglesa de principios del XX.
    Precioso. Otro que tendria que haber nacido antes. Sigue así amigo.

    • Segismundo Fernandez

      Amiga Laura, sirena… todos llevamos, para suerte o/y desgracia, dentro de nosotros a una de esas dos personas…el que ama en las sombras a alguien (quién no lo ha hecho alguna vez) que nunca lo sabrá, o el destinatario de ese amor anónimo, oculto entre los pliegues de un «No debería» o un «ojalá»… Gracias por tu comentario, sí me habría gustado nacer antes… como suelo decir, nací en el s. XVII, pero no tuvieron mi cuerpo preparado hasta hace unos años por problemas tecnicos jejeje. Un beso.

  5. Creo que todos estamos de acuerdo en que Segis debería haber nacido en otro siglo y que su reino no es de este mundo. También me ha recordado a Bécquer y a los orígenes de la literatura gótica. Y se trasluce al poeta que vive en él y convive con el amor eterno.
    Un abrazo enorme.

    • Segismundo Fernandez

      ¡¡AYYYY Elena no me clasifiques que me matas!! jejeje… el bueno de Gustavo Adolfo (pedazo de nombre para una telenovela…»Guhtavoadolfo, mi amol, qué tú ehtaj hasiendo en casa de Angela Doloreh??!!») queda demasiado alto para alcanzarlo en una sola vida, y de goticas…las que me echo en los cafés asiáticos que me preparo desde que Mati y Antonio me descubrieron ese néctar de los dioses… para el año nos tomamos uno, prometido! Un gran abrazo, y gracias por tu paciencia en revisar mis textos y ayudarme como solo los que son grandes porque siguen sintiéndose pequeños pueden hacer.

  6. Segismundo Fernandez

    Por fin lo habeis reconocido…tan lejos me quereis ¡que me mandais incluso a otra época! Ainsss tenga usted amigos para ésto…snifff snifff.. jejeje pues sabéis una cosa??sOs quiero igual. Hala, a jorobarse jejeje

  7. Te me has adelantado, Segis. Iba a contestar que no, no, y no. Que yo quiero este regalo del Segis prosista, aquí y ahora. Que aún quedan (quedamos) románticos y escribanos de amores utópicos, platónicos e imposibles, aunque no reneguemos de la lavadora y los internés.
    Un beso, cuentista.

    • Segismundo Fernandez

      Amiga Dies, sobre todo gracias por no llamarme poeta, es un traje que me vendrá siempre un poco grande… eso sí, el de aprendiz me queda como un guante, oiga…jejeje… Lo de romántico sí te lo admito, porque no me queda otra, y porque he comenzado a ver posibilidades de romanticismo en lavadoras e internetes jejeje gracias! Un abrazo!

  8. Segis gracias por hacerme pasar un rato tan agradable, leyendo tú relato
    en medio de tanta información casi siempre desagradable te da una gran
    alegría ver que no todo es negativo y que existen personas como tú que
    hacen con su manera de hacer, y ser, que este mundo sea un poco mejor.

  9. María Dueñas

    Hace un par de días te hablé de Bécquer….. y callaste. Ahora sé por qué.
    Impresionante.
    Besos

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